Tenis

El Carpena hierve con España en su triste debut en la Copa Davis

Casi lleno en el Palacio de los Deportes pese a la coincidencia horaria con el fútbol en Qatar - La afición apoyó hasta el final a Bautista y Carreño y se quedaron con las ganas de ver una victoria local ante Croacia

La afición española llenó las gradas del Martín Carpena.

La afición española llenó las gradas del Martín Carpena. / Álex Zea

Fernando Baudet

Fernando Baudet

Ilusión máxima en el Carpena y sus alrededores que acabó en decepción para ver el debut de España en la Copa Davis. Muchas banderas de España, mucha camiseta de la selección (la de fútbol) camino del escenario de la eliminatoria. Aficionadas venidas de Zaragoza, las más lejanas, de la cercana Cádiz otras, con la esperanza de haber visto en directo a Carlos Alcaraz, gran ausente, pero con el mismo ánimo de vivir una buena tarde/noche de tenis en Málaga.

Gerard Piqué, que hoy cambió la sudadera por la chaqueta, departía junto al alcalde de Málaga en un palco en el que también se dejaron ver Francisco Salado, Borja Vivas o David Ferrer, director del torneo, instantes antes de que comenzara el primero de los encuentros.

Hubo mucho ambiente desde el primer minuto, y pese a la coincidencia horaria del tenis con el fútbol (en Qatar, a las cinco, España debutaba en el Mundial), las gradas del Carpena, con capacidad para 9.800 espectadores, registraron un aspecto magnífico con 9.486 personas dispuestas a dejarlo todo para animar a sus jugadores.

España apareció acompañada de la canción 'Mi enemigo' de Pablo López, en un claro guiño a la afición malagueña a la que no le hacía falta más estímulo para estar volcadísima desde la presentación de los jugadores. En el lado croata, una charanga en perfecta sincronía, vivir para ver, enmarcaba los segundos entre punto y punto.

Pasadas las cinco de la tarde, las pantallas de móviles en la grada cambiaban la cámara de fotos por la televisión, y mientras se torcía el encuentro en el Carpena, España anotaba ya dos goles en Qatar celebrados tímidamente entre el público. El jarro de agua fría del primer set duró poco. El público jaleaba cada punto ganado por Bautista ante un sólido Coric al que ni la interrupción de dos jóvenes espontáneos que se amarraron a la red reivindicando dios sabe qué ni los arreones de ánimo de Bautista y el público le sacaban de su plan. Punto para Croacia y miedo en el cuerpo.

¿Cómo iban las cosas en Qatar? Desde la primera parte poco importaba. Fueron siete goles al final pero ya nadie miraba al móvil para no perder de vista la bola del que pudiera ser decisivo Carreño-Cilic. Finalmente lo fue. Con golpes memorables, piques con la afición croata y un canto unánime de "¡Sí se puede!" que quedó finalmente ahogado por un segundo triunfo croata que mandó a la gente a casa con ganas de más, mucho más.