Las mesas de novedades de las librerías están a rebosar de viejos maestros que aún siguen publicando, e incluso algunos de ellos siguen escribiendo de forma magistral. En este otoño, tenemos novedades de Mario Vargas Llosa, Eduardo Mendoza y John le Carré, octogenarios a los que aún escuchamos y leemos -yo mismo no me pierdo una de los dos últimos-. Pero son los jóvenes los que llaman la atención, al menos eso ha ocurrido en estos días con la incendiaria Cristina García Morales, flamante ganadora del Premio Nacional de Narrativa por 'Lectura fácil' (Anagrama, 2018). Porque la escritora granadina sí puede pasar por nativa digital, así de joven es, y se sabe mover muy bien por las redes sociales. Y es en las redes sociales donde gracias a unas cuantas frases un poco tontas ha logrado despertar la furia de los irritables profesionales: políticos en campaña, periodistas con opinión, jubilados con nostalgia y señores que se levantan con ardor de estómago. Lo curioso es que 'Lectura fácil' ha comenzado a venderse como churros, y no creo que hayan sido los oyentes de Federico quienes hayan corrido a El Corte Inglés preguntando por la novela. ¿Había un público esperando a García Morales? Porque sus lectores no aparecieron antes, y ya había buenos motivos para hacerlo. Sea como sea, este interés en una sociedad cada vez menos lectora es una gran noticia.