En la próxima entrega de James Bond deberían incluir al superagente jugándose el tipo por el Camino de Casabermeja. Eso sí que sería una película de acción e intriga. Si usted se baja al final de la línea 2 y pretende llegar andando a la finca de La Concepción, prepárese, porque le espera un camino de doble vía sin aceras en el que los coches vuelan bajo.

Hace tiempo que denunciamos esta situación y continúa con los mismos índices de peligrosidad. Algún melón con despacho ha decidido que a la finca de La Concepción, separada por unos trescientos metros de la barriada de San José, sólo se puede ir en autobús o en coche.

Quizás el problema estriba en que el tramo sin aceras pertenece al Estado. De hecho, un graciosísimo cartel reza `Red de carreteras del Estado. Prohibido arrojar basura bajo multa´, al lado de dos montañas de escombros. Para más inri, este trozo del Camino de Casabermeja tiene unos quitamiedos que aumentan la sensación de pánico. Es imposible parapetarse detrás, si viene un coche, porque detrás serpentea un arroyo al que le suele dar por secarse.

El túnel que comunica con el Jardín Botánico es el único rinconcito con aceras, pero en seguida viene la peligrosa cuesta de entrada de La Concepción, en la que el peatón sólo puede cruzar los dedos para que no irrumpan autobuses. ¿Qué hace la gente practicando deportes de riesgo tan caros como el `puenting´ o el `rafting´? Si uno no es vecino de Ciudad Jardín, con un bono de la EMT te plantas al final de la línea 2 y... a vivir la aventura.

La admonición

Desde hace tiempo, la parte trasera de algunos coches luce muñecos y pegatinas de todo tipo, muchos de ellos relacionados con la conducción. Si ya era `inquietante´ el perrillo que movía la cabeza, fue desplazado por el lema `No me toques el pito que me irrito´. Ahora este eslogan ha sido superado con creces por una vaca de peluche que sostiene entre sus pezuñas el siguiente cartel: "¡Estás muy cerca, cabrón!". Ideal para ver cómo andan los conductores de dioptrías.

Doble o nada

Los alrededores de la Cruz del Humilladero son un avispero mucho más dañino que `el avispero de los Balcanes´. Las calles que rodean la plaza se convierten al caer la tarde en un parque temático del aparcamiento en doble fila. El pasado miércoles, un coche de la Policía Nacional fue víctima de esta inevitable práctica, teniendo que hacer maniobras imposibles para poder salir del atolladero de la calle Antonio Martelo, tomada de principio a fin por los `dobleaparquistas´. A pesar del aparcamiento de la plaza, los problemas continúan.

Río abajo

A John Ford, un director apasionado por titular sus películas con ríos, quizás le hubiera interesado rodar `Río abajo´, la epopeya de unos mamelucos que se dedican a llenar de pintadas los muros del río Guadalmedina, en el mismo cauce.

Las zonas más dañadas por las pintadas son las inmediaciones del puente de Tetuán y el puente de la Esperanza. Entre las perlas que pueden leerse en el cauce destacan dos sentencias: `La sociedad es penosa´ y `El diablo está cerca´. Falta una tercera pintada que dé fe de estas realizaciones: `El memo estuvo aquí´.