Han pasado más años que pelos tiene Mario Vaquerizo en la cabeza desde que Aristóteles aconsejó que, a la hora de escribir cartas, empleáramos un lenguaje llano, casi como el que usamos en el habla diaria. El que fuera alumno de Platón se habría tirado de los pelos si en nuestros días se asomara al fastuoso mundillo de la burocracia malaguita, pretencioso mejunje de eufemismos, fatua competición para ver quien la tiene más larga (la palabra).

Aunque un servidor se repita más que el chorizo y no sea la primera vez, ni la última, que aporta ejemplos de esta absurda venta de humo, lo cierto es que son tantos los comunicados redactados en jerga, las ruedas de prensa sólo para iniciados y los informes salpicados de memeces anglosajonas, que lo increíble a estas alturas del siglo XXI es que todavía en Málaga queden unos pocos políticos, empresarios (perdón, emprendedores) y reductos administrativos que se comunican de forma inteligible con sus interlocutores.

Ya comentamos aquí, hace unos días, cómo en los años gloriosos de la construcción del AVE a Málaga, el Ministerio de Fomento se dedicó a enviar unas notas de prensa que hasta el más avezado ingeniero de Caminos necesitaba un diccionario para traducirlas. Por supuesto no lograron su objetivo: contar de forma clara a los malagueños cómo puñetas marchaban las obras del AVE. Eso sí, quedaron unas notas muy lucidas, cargadas de tecnicismos que por su complejidad hacían pensar en la construcción de un cohete más que en un tren.

Hoy traemos como ejemplo de oscurantismo burocrático una información jurídica malaguita que merece con todos los honores incluirse en este extendido movimiento antiaristotélico de «comunique las cosas de tal forma que sólo unos pocos la entiendan».

Aunque los autores de la jerga sin duda han tratado de darle el mayor empaque jurídico, qué duda cabe que también merecería incluirse en una antología de humor local. Se trata del anuncio de una licitación que hace la Sociedad Municipal de Aparcamientos. En concreto, para contratar «la realización y prestación de los servicios de mantenimiento preventivo y correctivo» y aquí viene la broma: «de los aparatos de elevación de los edificios de aparcamientos».

A no ser que existan aparatos capaces de elevar por los aires los parking municipales de Málaga, y en ese caso el autor de estas líneas pide humildes disculpas, la nota informa con más vueltas que un chotis de que se va a contratar el servicio de mantenimiento («preventivo y correctivo», ojo) de los ascensores. En lo pliegos técnicos se confirma.

Pues bien, denle esta información malaguita al señor Otis, el americano que en el siglo XIX mejoró la seguridad de los ascensores y tampoco entenderá un pimiento.

Que tengan ustedes un fin de semana estupendo, es decir, elevado, como uno de esos aparatos que suben si pulsas el botón adecuado.