La Historia no sólo bebe de las crónicas del pasado. Tanto Carlos Vara Thorbeck, antiguo jefe de Cirugía del Clínico y catedrático de Cirugía de la UMA, como Javier Ramírez, exdirector del Centro de Tecnología de la Imagen de la UMA, los dos, doctores en Historia, coinciden con Antonio Machado en que se hace camino al andar.

Por eso, el médico burgalés y el fotohistoriador malagueño llevan 20 años haciendo algo tan poco usual entre los historiadores como echarse al camino para comprobar la veracidad de todas esas crónicas cargadas de siglos y batallas.

El fruto de dos décadas de paseos por trochas, valles, cimas y barrancos de España es un imponente libro editado por Arguval y que ha sido posible gracias al apoyo de la Fundación Alfonso VIII: Caminos de Guerra. Itinerarios bélicos a través de Al-Ándalus.

La Fundación Alfonso VIII, por cierto, lleva el nombre del rey de Castilla vencedor en la famosa batalla de Las Navas de Tolosa (1202), que frenó en seco a los almohades e inició el repliegue de Al-Ándalus. La obra, precisamente, recorre itinerarios de ejércitos cristianos y musulmanes y escenarios de batallas desde Tarifa hasta Soria y desde el siglo X al XIII.

Los soldaditos de plomo

Lo curioso es que este apasionante libro, que mezcla con acierto la guía de viajes con la Historia, nace gracias a la temprana afición de Carlos Vara por los soldaditos de plomo: «Empecé a comprar soldaditos de plomo, sin pintar, y terminé haciendo los moldes y fundiéndolos yo. Cuando terminé con la batalla de Waterloo decidí hacer la batalla de Las Navas de Tolosa y para investigar cómo iban de uniforme, al final decidí hacer una tesis doctoral», sonríe.

Su ensayo sobre Las Navas dio lugar a su vez a sendos libros publicados por la Universidad de Jaén y la editorial Edhasa, respectivamente, pero también a un documental, El lunes de Las Navas, obsequiado por la revista La aventura de la Historia, que fue realizado por Javier Ramírez.

Como explica este último investigador, que ha realizado muchas de las fotografías del libro, el modelo para Caminos de Guerra ha sido el célebre Manual para viajeros por España y lectores en casa que el británico Richard Ford publicó en 1845.

«Es lo que hemos querido hacer, para que quien haga la ruta tenga la información suficiente para poder realizarla y tenga el mapa, la descripción absolutamente detallada de los puntos; están apuntadas además las coordenadas de la ruta», cuenta.

El libro, por cierto, está dedicado al medievalista jesuita, Gonzalo Martínez Díez, un enciclopédico catedrático burgalés, fallecido hace tres años, que además de animarles a estos paseos históricos, les acompañó pese a su avanzada edad e hizo de guía en muchas ocasiones.Localizaciones inéditas

Fue el jesuita, comenta Carlos Vara Thorbeck, quien «obligó» a los autores, «a buscar localizaciones no descritas en la Historia». Por eso, Caminos de Guerra es mucho más que una guía de itinerarios bélicos, ya que localiza el lugar exacto de la batalla de Simancas así como los verdaderos castillos de Burgalimar y Dueñas, que a juicio de los autores, no son los que señala la tradición o algunos historiadores.

En el caso de la batalla de Simancas (también conocida como la de Al Jandaq o la batalla del Foso), que tuvo lugar en el año 939 entre las tropas comandadas por Abderramán III y las tropas castellanas, han localizado el que creen el desfiladero en el que los cristianos desbarataron la retaguardia musulmana.

Las crónicas musulmanas sólo se refieren a que sus huestes fueron atacadas en un barranco y que provocó la desbandada de los suyos. Los autores, al visitar la zona de este ataque, en la provincia de Soria, descartaron que fuera en el barranco de Caracena, como creía algún historiador, pues comprobaron que era poco propicio para el paso de las tropas. Sin embargo, por sus características y cercanía concluyeron que tuvo que ser uno con un nombre cargado de reminiscencias bélicas: el barranco del Degolladero, sobre el arroyo de Valdines.

En el caso del castillo de Burgalimar, en la provincia de Jaén, que forma parte de una ruta centrada en una expedición musulmana un año antes de la fatídica batalla de Las Navas de Tolosa, los dos historiadores han comprobado que no se trata del Castillo de Baños de la Encina, sino de otra fortaleza, en estado de ruina, en el camino viejo que va a San Lorenzo de Calatrava.

La localización, precisa Carlos Vara, ha sido posible gracias a la constatación sobre el terreno de una crónica del Siglo de Oro, escrita por el padre Francisco de Torres, que entre otras muchas indicaciones precisa que ocupa la peña central de un conjunto orográfico que hoy se conoce como el de Las Tres Hermanas, claramente identificable.

«En la cumbre de la peña del centro se localiza el castillo de Burgalimar, a una altura de 891 metros. Entre ambas peñas discurre, como dice la crónica, el camino viejo», detalla Caminos de Guerra. A este respecto, Javier Ramírez aventura que estas identificaciones pueden crear polémica, pero es lo que han podido comprobar pateando los caminos del medievo.

El libro también sirve de denuncia gráfica y escrita del estado de una parte del patrimonio histórico artístico español, como es el caso del castillo del Ferral, Castro Ferral o castillo de La Cuesta, situado en un cerro que domina buena parte del Parque Natural de Despeñaperros y que fue tomado a los musulmanes por las fuerzas cristianas dos días antes de la batalla de Las Navas de Tolosa.

Pese a su importancia, hoy es un cascajo del que solo queda en pie algo de la torre central y algunos lienzos de muros, también en ruinas.

El pasado martes, los autores presentaron el libro en el salón de actos de Unicaja, en la Acera de la Marina (no pudo asistir a última hora, como tenía previsto, el arquitecto y dibujante José María Pérez, Peridis, gran experto medievalista).

Si esta obra única en su género recibe buena respuesta por parte de los lectores, Carlos Vara y Javier Ramírez preparan una segunda entrega que incluirá batallas como la conquista de Antequera o el asalto al castillo de Teba. Eso sí, saldrán de nuevo al campo a actualizar la información. Historiadores por cañadas y veredas, no de salón.