En el breve ensayo 'La utilidad de lo inútil', el profesor italiano Nuccio Ordine nos alienta a abordar con pasión todas esas materias del saber cada vez más despreciadas por los currículum y las universidades de nuestros días.

El objetivo no es otro que hacer un simbólico corte de mangas al utilitarismo que se olvida de enseñar a razonar y a ser mejores personas y solo fabrica profesionales, en ocasiones, desactualizados.

Tan revolucionario enfoque, el de la útil inutilidad, lo adoptamos hoy, de ahí que demos la espalda a hablar de las cansinas elecciones generales, con el deseo eso sí, de que nuestros políticos aprendan a convivir algún día. En su lugar, nos iremos antes que nada al pequeño Puente de Don Wifredo, en la calle Goethe, en El Limonar, justo en el sitio en el que confluyen el arroyo de La Caleta y el arroyo Toquero.

Como muchos sabrán, lejos de ser Don Wifredo un rey godo, el puente homenajea al ingeniero municipal Wifredo Delclós, nacido en Filipinas. El propio ingeniero, ya con tantos años como un bosque, asistió a la inauguración de su puente a comienzos de los años 60, acompañado por el alcalde de la época, Francisco García Grana.

De ese homenaje de hace cerca de sesenta años todavía permanece en pie el cartel con el nombre del homenajeado. Se trata de una obra enmarcada en hierro forjado, que luce el nombre bastante desvaído y con una pintada cazurra, aunque lo curioso es que el nombre lo tiene por los dos lados, así que en la parte no expuesta al sol, la que pega a un muro cubierto de hiedra, casi se mantienen las letras como el primer día.

Más de una vez hemos pedido en esta sección que el cartel sea restaurado y repuesto, como un histórico mobiliario de la ciudad que ha sobrevivido a los tiempos. Valga la redundancia, se enmarca el cartel en la iniciativa municipal de embellecimiento de la ciudad y señalización de sus principales monumentos y rincones, que le valieron un premio a la ciudad más bella de España.

Como curiosidad, otro cartel de la época, esta vez con losetas de cerámica y el nombre de Alcazaba y Teatro Romano, puede verse en la entrada a la fortaleza árabe.

Pero existe otro cartel superviviente de la época en la avenida Luis Buñuel, en concreto al lado de la verja del centro Principia.

La particularidad de este cartel, aparte del estado de abandono que comparte con el de Don Wifredo, es que se ve con claridad que fue reutilizado años después, pues aunque en letras negras puede leerse «Avda. Luis Buñuel», debajo se adivinan con un poco de atención unas letras blancas que rezan: Puente de la Aurora.

Así pues, tenemos dos carteles informativos de sendos puentes de Málaga, uno de ellos reutilizado, y los dos necesitados de una restauración. Sería de utilidad.