Este empresario burgalés afincado en la Costa del Sol es una de las grandes voces autorizadas a la hora de reflexionar acerca de los retos a los que se enfrentan el turismo residencial y el sector de los hoteles de lujo, tras la crisis económica que ha abierto la pandemia. En sus argumentos, siempre está presente la obligación de cuidar a los inversores.

¿Con qué sensaciones está viviendo todo lo acontecido en los últimos tres meses?

La sensación es terrible. Si volvemos en el tiempo a Navidad, jamás hubiéramos pensado que esto podía llegar. No estamos en una crisis como cualquiera de las muchas que hemos pasado aquí: la del 92 o la del 2008. Esto ha sido un golpe que no se veía venir, empresarialmente, de ninguna forma. Además, las circunstancias no han sido muy positivas de cara a la reactivación de la economía.

¿En qué términos valora, a día de hoy, el impacto de la crisis del coronavirus en el sector del turismo residencial?

El impacto es tremendo. Estamos en un impacto de cero. El otro día me di una vuelta por Puerta Banús y lo encontré, ya en esta tercera fase, todo prácticamente cerrado y sin un alma. Sí es verdad que en los restaurantes que han abierto con terrazas amplias, en la costa o Málaga capital, se está viendo un ambiente mucho más normalizado. Nosotros vivimos del turismo hotelero clásico y del turismo residencial, que son quienes tienen su segunda residencia aquí y son los que aportan un valor añadido tanto con el mantenimiento de sus propias casas como con el gasto que hacen en el exterior, que es lo que realmente mantiene un sitio como Marbella. Al no poder viajar o tener problemas como el confinamiento de dos semanas si venían aquí, a mucha de esta gente se le ha quitado la ganas de venir. De hecho, me consta que Grecia, Portugal o Italia están teniendo mucho más atractivos que nosotros mismos.

¿Qué remedios se pueden aplicar para que no se produzca una huida de inversores a otros destinos que suponen una competencia real?

Hay que copiar a nuestros referentes. Mis referentes ahora mismo son Italia y Portugal. El dinero es un bien muy miedoso y, si no se le da seguridad jurídica, se nos irá o no volverá. Volverá otro pero no volverá lo que ahora mismo existe. Hay que darle una seguridad jurídica y copiar, por ejemplo, lo que está haciendo Portugal. Se está dotando del mundo anglosajón y creando unas leyes fiscales en las que está protegiendo la inversión. Además, Italia está creando un marketing y una comunicación, con los mejores profesionales, para vender Italia como un destino sano después de haber pasado por lo mismo que nosotros.Se nos están adelantando. Nosotros somos los responsables de que el cliente que viene a invertir o a disfrutar esté seguro y que, cuando se vaya, lo haga con una buena sensación para que podamos vender nuestro producto.

Existía cierta preocupación sobre los efectos del Brexit en el mercado británico, ¿esta pandemia, que allí en el Reino Unido va con más retraso que aquí, puede suponer la puntilla?

El Reino Unido también lo está pasando muy mal y va a costar que el inglés rompa a venir otra vez a España. Pero tampoco debemos olvidar que somos el destino preferido por los ingleses. Y los vamos a recuperar, siempre y cuando hagamos las cosas bien. Luego, con el Brexit no vamos a tener grandes problemas. El Reino Unido es muy activo y creará leyes fiscales y económicas para que mucho dinero vaya para allá. Y ese dinero lo necesitaremos nosotros para las inversiones.

Es también el presidente de la Federación Nacional de Urbanizadores, ¿cree que, a diferencia de la crisis de 2008 en la que fue una de sus causas, el sector de la construcción puede servir ahora para sostener la economía y amortiguar el golpe?

Creo que sí. Hay una gran diferencia respecto a la de 2008. Entonces, estábamos saturados con un excedente de construcción y una problemática enorme de apalancamiento con los bancos. Hoy en día, eso no existe. En todos los destinos de turismo residencial en España, estábamos empezando a consolidarnos de una forma bastante sólida. Ahora estábamos mucho más seguro. La banca no se apalancaba y al no haber un stock tremendo salir va a ser más fácil. Una de las cosas que hemos aprendido de esta pandemia es que la gente con un nivel adquisitivo alto ha empezado a valorar lo que es un destino con buen clima y tengas una casa con jardín o buenas vistas donde puedes disfrutar más si tienes que volver a otro confinamiento. También van a exigir que tengas una fibra óptica importante porque la mayoría de la gente ya necesita tener sus sistemas electrónicos operativos para trabajar en sus casas. Necesitamos ser un país seguro en cuanto a la seguridad física, como ahora mismo la tenemos, y también seguro en los temas económicos y fiscales.

¿Siente que en el sector hotelero se están abriendo una serie de heridas que pueden resultar irreversibles a medio plazo?

Diría que no porque, en el fondo, hemos pasado solo tres meses. De absoluto parón, pero muchos hoteles estaban cerrados en estos tres meses. El futuro de este año va a ser muy problemático. Pero solo estamos hablando del futuro de este año. No estamos hablando de cinco o seis años como en las crisis anteriores o de 16 años como en la última crisis. ¿Cuándo se producirá un antes y un después? Cuando haya un fármaco que lo paralice, como ocurrió con la gripe, o cuando tengamos una vacuna que nos dé cierta seguridad. Entonces, el cliente cogerá otra vez la seguridad. Y el mundo cambiará de nuevo. Igual que ha cambiado en negativo, cambiará en positivo. La vacuna y el fármaco son fundamentales y, en mi opinión, debemos estar a punto de tenerlos.

¿Tiene la Costa del Sol la prosperidad asegurada con el turismo de sol y playa o debe empezar a reinventarse?

Uno de los factores más importantes para que una persona de cierto nivel decida dónde comprar su segunda residencia o dónde pasar una temporada en un hotel es, indudablemente, el clima. El factor número 1 es el clima. El factor número 2 es la seguridad. El factor número 3, ya para las inversiones, es la seguridad fiscal y jurídica que tú tengas en tus inversiones y no tengas problemas de ningún tipo. Ahora mismo sí que hay problemas. Ya se ha quitado en Andalucía el impuesto de sucesiones, sería muy importante que quitaran, como han hecho en Portugal o en la comunidad de Madrid, el impuesto de patrimonio para que los extranjeros que vienen a invertir aquí no tengan encima la losa de tener que declarar un patrimonio que a lo mejor lo tienen en Suiza, Dinamarca o dónde les dé la gana. Eso nos va a dar la seguridad de que tenemos el atractivo necesario para que puedan invertir en nosotros. Y quizás es mucho mejor la calidad que la cantidad. A lo mejor, el tema de tanto vuelo y tanto 'low cost' no sea lo que nos beneficie. Es mucho mejor apostar por unos destinos de calidad, bien estructurados y bien hechos que entrar en la cantidad porque luego eligen lo de menor precio. Cuando vengan Egipto y Turquía vendiendo a la mitad de precio nos quedamos otra vez sin estructura. La calidad, que es lo que más cuesta hacer, es por lo que deberíamos apostar.

¿Hacen las declaraciones sobre el turismo del ministro de Consumo, Alberto Garzón, tanto daño como el que le ha reprochado el gremio costasoleño?

Lo que más me molesta es que, siendo un ministro que se ha formado estudiando Económicas como yo aquí en Málaga, tenga esa falta de sensibilidad con todo lo que ha vivido y ha visto. Si lo dice un ministro que viene de un pueblo de Castilla, digo 'sí, se ha equivocado por una falta de sensación'. No lo entiendo al tratarse de un señor que ha vivido aquí y la base principal del negocio en Málaga, incluso en Andalucía, junto a la agricultura es el turismo. Sus declaraciones han sido bastante inoportunas. Pienso que debería rectificar. No lo entiendo. Una persona que estudió Económicas en la Universidad de Málaga, aunque después parece que no ha trabajado en ninguno de los sectores , por el mero hecho de haber vivido en Málaga y conocer lo que es una costa y la otra costa, no debería haberlo dicho. Basta con darse una vuelta por Puerto Banús y verlo todo cerrado y nadie paseando, cuando antes se decía que Puerto Banús tenía los mismos visitantes que la Alhambra. Han sido inoportunas sus declaraciones, no cabe ninguna duda. Y, sobre todo, han sido inoportunas en una persona que es de aquí. Sea del partido que sea. Me da pena. Yo no soy malagueño, aunque me considero malagueño porque llevo mucho tiempo aquí. Y él tampoco es malagueño, pero me da pena que una persona que se haya desarrollado aquí desde el punto de vista universitario protagonice esta metedura de pata que no tiene sentido.

¿Cree que la clase política española está actuando a la altura de las circunstancias?

No. Les falta la experiencia y rodearse de gente que les pueda explicar lo que hay. El éxito de Inditex siempre ha sido saber copiar a los mejores. Y, de alguna forma, eso es lo que teníamos que estar haciendo en estos momentos. Debemos saber un poco cómo tenemos que vender y cómo tenemos que recibir más que hacer prohibiciones. Nuestros profesionales deberían estar muy orgullosos de saber transmitirles al que viene que no se va a producir ningún tipo de contagio o que, en caso de que lo haya, hay una respuesta inmediata para poder solventarlo por parte del personal sanitario. Hay que ponerse en positivo en vez de en negativo, pero es al revés. Veo al Gobierno muy en negativo y nada en positivo. Y, sobre todo, no le hace caso a los grandes profesionales que hay en este país. Además, debe actuar sabiendo que el turismo es una de las bases más importantes del país.

Para terminar la entrevista, una pregunta que plantea un juego de palabras: ¿Qué lujo no puede permitirse ahora mismo un empresario como usted?

El lujo que no te puedes permitir es venirte abajo. En cada momento de este confinamiento y de estas mañanas en la oficina con todo tipo de problemas -con los bancos, con la construcción, con los hoteles y con los campos de golf- el mayor lujo es no venirte abajo y estar en positivo. La cabeza es lo más importante que tiene un ser humano y hay que estar fuerte para poder soportar no solo lo que hemos pasado y digerirlo, sino también lo que pudiera pasar de aquí en adelante.