Crónicas de la ciudad

Un cauce necesitado de siega en Los Ramos

En la calle Juan de Ortega continúa a la espera de limpieza este desaguadero de aguas pluviales con un recital de cardos y en la parte alta, con basura de postín

El desagüe, a comienzos de semana.

El desagüe, a comienzos de semana. / A.V.

Alfonso Vázquez

Alfonso Vázquez

Si Jorge Manrique, consciente de la condición hidráulica de la existencia humana, aseguró que nuestras vidas eran los ríos que iban a parar en la mar, qué existencia más maltrecha tendrá el malagueño que quiera tomar como simbólico curso de su vida el desagüe que malvive en la calle Juan de Ortega, en Los Ramos.

Esta semana este periódico volvió al barrio, a un tiro de piedra de la Laguna de la Barrera, a causa de una avería que los vecinos llevan 18 meses esperando que se solucione. Pero también aguarda algún tipo de intervención administrativa en el modesto cauce de hormigón que vierte sus aguas, cuando las tiene, a pocos metros de los grandes bloques blancos de la calle.

Esta sección ya dio fe el pasado 21 de junio de la condición ‘malviviente’ del cauce, capaz de cortar la inspiración poética a Manrique y no digamos ya a su padre.

Casi cuatro meses más tarde, digamos que el paisaje se ha enriquecido con nuevos elementos pero en ningún momento se ha llevado a cabo la siega. De hecho, pese a los pocos metros de este desagüe que ni siquiera es aspirante a arroyo, en tan escaso recorrido se concentra una gran desidia en forma de nutrido bosquete de cardos y otras hierbas, mezcladas con basura. 

En la parte alta del ‘cauce’, que se recorre en cuatro zancadas aunque manteniendo el equilibrio, por la inclinación de sus paredes, aparece tras el follaje un capazo de plástico y un poco más arriba, maderas, escombros y un carrito del súper, todo hay que decir que de mediano tamaño.

En el arranque del cauce hormigonado, basuras varias.

En el arranque del cauce hormigonado, basuras varias. / A.V.

Imaginen la escena en caso de tromba: el agua arrastrará el carrito y el capazo, siempre que los matorrales no sean una Línea Maginot y en la meta se toparán con una rejilla que ya se encuentra llena de hojarasca y basuras varias. Ni un camello cabe por el ojo de una aguja ni estos dos objetos podrán sumergirse por la red subterránea de Málaga aunque tengan detrás todos los superhéroes de Marvel

La caseta de la compañía de electricidad, al fondo.

La caseta de la compañía de electricidad, al fondo. / A.V.

No es entrar mucho en la ciencia ficción el aventurar que el capazo y el carro de la compra harán de tope para que las aguas no desagüen por donde deben, así que despanzurrarán el cauce y se irán cada una por su lado como si fueran consejeros autonómicos de Hacienda.

Ya no es sólo que en este rincón de Los Ramos haya riesgo de que los alrededores se llenen de la porquería reconcentrada en el arroyuelo, es que justo a continuación descansa una caseta de electricidad que habría que evitar mojar mucho.

Ahora que se aproxima la época de los temporales, si nuestros cargos públicos ordenan la siega por estos andurriales, mejor para todos.

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