Mirando atrás

Recuperar al marqués de Villafiel, personaje olvidado de la Historia de España

Antonio Lara Villodres completa tras dos años de trabajo el libro ‘El marqués de Villafiel y el monumento del Puerto de Málaga’, que recupera la figura de este gran marino, corregidor de Málaga entre 1672 y 1675 y gobernador de la Armada Real del Mar Océano

Antonio Lara, esta semana en la fuente de Reding, con su libro sobre el marqués de Villafiel, corregidor de la Málaga del XVII.

Antonio Lara, esta semana en la fuente de Reding, con su libro sobre el marqués de Villafiel, corregidor de la Málaga del XVII. / A.V.

Alfonso Vázquez

Alfonso Vázquez

En julio del año pasado, el conocido investigador malagueño Antonio Lara Villodres aparecía en esta misma sección para acercarse al conjunto que en el Puerto conmemora la visita de Felipe IV a Málaga en 1624

Investigaba Antonio Lara al personaje que, en 1673 y originalmente en el desaparecido muelle de Levante, mandó colocar este conjunto. Se trata de Fernando Carrillo y Manuel, marqués de Villafiel (1625-1683). Este cordobés fue corregidor (gobernador) de Málaga entre 1672 y 1675 y pese al corto tiempo en el cargo, realizó importantes obras, hasta el punto de que todavía quedan huellas de su paso por la ciudad, la más importante, la conocida como fuente de Reding (1675) -el gobernador Teodoro Reding la mandó restaurar en los inicios del XIX-.  

Tras dos años de trabajo, Antonio Lara Villodres ha presentado el libro ‘El marqués de Villafiel y el monumento del Puerto de Málaga’, publicado en la editorial malagueña Maldragón. Se trata del estudio más completo hasta la fecha de un personaje que ocupó un importante papel en la España imperial de su tiempo y que llegó a ser gobernador de Galicia y gobernador de la Real Armada del Mar Océano, tras una larga carrera como brillante marino. 

Portada del libro sobre el marqués de Villafiel, publicado por la editorial malagueña Maldragón.

Portada del libro sobre el marqués de Villafiel, publicado por la editorial malagueña Maldragón. / Maldragón Editorial

Para Antonio Lara, «la historiografía no ha tenido muy en cuenta toda la labor que desarrolló Fernando Carrillo», señala esta semana a La Opinión, de ahí que se marcara profundizar en su figura, a raíz de un libro que realizó sobre los escudos de Málaga

El investigador sí quiere mencionar excepciones y agradecer la labor del académico malagueño de la Historia Manuel Olmedo, que localizó y dio a conocer el compendio de obras públicas realizadas en la ciudad por este insigne cordobés, escrito por el regidor perpetuo de Málaga Cristóbal Amate de la Borda.

Retrato de Juan José de Austria.

Retrato de Juan José de Austria. / L.O.

Como ya se indicó en el reportaje de julio, Fernando Carrillo y Manuel uniría su destino político por media Europa con Juan José de Austria, hijo bastardo de Felipe IV, a quien conoció cuando el cordobés era alcalde de Consuegra (Toledo). 

Hombre de confianza del hijo del rey, con él batalló y en una ocasión, en 1656, al interponerse cuando iban a asesinarle durante un abordaje de cuatro bajeles piratas en Mallorca, recibió un disparo de arcabuz que le desfiguró la cara: «Le llevó parte de la mejilla, con el ojo izquierdo y la mitad de la nariz», reza un texto de la época. Esta circunstancia, cree Antonio Lara, explicaría que no se haya localizado ningún retrato del futuro gobernador de la Real Armada del Mar Océano. 

En Málaga

Sus apenas tres años en Málaga como corregidor fueron, como ha señalado el autor del libro, muy provechosos y en los mas variados órdenes. 

Así, se centró en la continuación de las obras del muelle del puerto y en restituir el dinero para esta fábrica, desviado por el Ayuntamiento para reconstruir la antigua alhóndiga. Antonio Lara subraya que la «mejora, prolongación y reparación del muelle» fue la actuación más notable de Fernando Carrillo. 

Antonio Lara Villodres, esta semana delante del conjunto conmemorativo de la visita real, en el Puerto.

Antonio Lara Villodres, en julio del año pasado, delante del monumento conmemorativo de la visit / A.V.

Como curiosidad, y por iniciativa del entonces obispo de Málaga, fray Alonso de Santo Tomás -otro hijo bastardo de Felipe IV- , prohibió que durante las procesiones los penitentes fueran con la cara cubierta, «aunque fueran vestidos de nazarenos, llevasen los pasos e insignias o caminaran con cruces al hombro», con alguna salvedad, una medida tomada para evitar abusos entre los capirotes. 

También combatió el intrusismo profesional y por eso exigió que exhibiesen sus títulos «los abogados, escribanos públicos y reales, procuradores, médicos y cirujanos de esta ciudad». 

Además, se encargó de que no faltara la provisión de pólvora para defender Málaga de ataques enemigos, mandó levantar una plaza de toros en El Perchel y en el terreno de las mejoras al pie de la calle, ordenó reedificar o asegurar las construcciones en mal estado, así como empedrar calles como Granada, Santa María, San Agustín o la plaza de la Catedral, con los pisos muy dañados por el paso constante de los carruajes. 

Escudos de Málaga y de don Fernando Carrillo sobre la lápida conmemorativa de la Fuente de Reding, antes conocida como la Fuente del Marqués.

Escudos de Málaga y de don Fernando Carrillo sobre la lápida conmemorativa de la Fuente de Reding, antes conocida como la Fuente del Marqués. / A.V.

Como la lista de obras es larga, aquí van algunas más: reconstruyó varios puentes del Guadalmedina, el torreón del Obispo, levantó una nueva Puerta de los Postigos, la cárceles pública y real de la plaza mayor y arregló los caminos que iban desde el Puerto al Camino de La Caleta y Vélez-Málaga, de ahí la colocación de la fuente de Reding, que en sus tiempos se conoció como la del Marqués, recuerda el autor. 

También mandó reedificar la Puerta de Granada y hasta nuestros días, en los Jardines de Puerta Oscura, ha llegado la lápida conmemorativa de esta obra. 

La olvidada batalla naval

El libro de Antonio Lara Villodres también recupera un episodio muy olvidado de la Historia de Málaga y apenas mencionado. 

Como destaca el investigador, la reina regente Mariana de Austria -madre del futuro rey Carlos II- había decretado el mismo año de la llegada a Málaga de Fernando Carrillo el buen recibimiento a los tripulantes de bajeles o galeras del rey de Francia, al haberse firmado la paz entre las dos coronas. 

Lápida conmemorativa del arreglo de la Puerta de Granada, en los Jardines de Puerta Oscura, esta semana.

Lápida conmemorativa del arreglo de la Puerta de Granada, en los Jardines de Puerta Oscura, esta semana. / A.V.

Sin embargo, al año siguiente, en noviembre, se declaró la guerra entre España y Francia. Parece que las noticias llegaron a Málaga al mes siguiente pues seis bajeles franceses escaparon fuera del Puerto de Málaga perseguidos por navíos españoles, mientras todas compañías de milicias de la ciudad formaban en el muelle, con el marqués de Villafiel al frente, a pesar de estar enfermo, por si los franceses desembarcaban.

Fue, recuerda el libro, un «reñido combate» El marqués subió a las naves para organizar la reposición de pólvora y pertrechos y para desembarcar a los muertos. Los oficiales españoles «fueron enterrados en la bóveda de la Catedral». 

La vida y muchas obras y batallas del marqués de Villafiel, recuperadas gracias a este libro que, confía el autor, deja «la puerta abierta» para que futuros investigadores completen la historia de este gran personaje. 

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