Medioambiente

Ecologistas en Acción aplaude la renaturalización en la parte alta del Guadalmedina

La asociación celebra la actuación de la Junta desde la presa del Limonero hasta el puente de Armiñán, donde ya hay un cauce "vivo" al que acuden numerosas especies, entre ellos, jilgueros, ruiseñores o ejemplares de martín pescador

Piden al gobierno autonómico que amplíe la intervención, al menos, hasta el puente de la Aurora

Critican que las actuaciones municipales en la parte baja del río son un "lavado de cara"

Vistas de Málaga y el Guadalmedina desde la presa de El Limonero.

Vistas de Málaga y el Guadalmedina desde la presa de El Limonero. / LO

Ana I. Montañez

Ana I. Montañez

Ánades reales, gallinetas, ruiseñores bastardo, carriceros común, garcetas común, jilgueros, lavanderas, tortugas o incluso un martín pescador. Son algunas de las muchas especies que forman parte ya del ecosistema que se está generando aguas arriba del río Guadalmedina, donde están ya avanzados los trabajos de renaturalización que está acometiendo la Junta de Andalucía.

Una intervención que se extiende desde la Presa del Limonero hasta el puente de Armiñán y que cuenta con la bendición de Ecologistas en Acción, que aseguran que cumple con la filosofía de su proyecto de renaturalización -que la asociación presentó hace un par de años aunque para todo el cauce del río- y que está avanzando con "éxito", según ha analizado hoy Santiago Martín, coordinador del área de aguas de Ecologistas en Acción junto a Ana María Salas, miembro de la entidad en Málaga.

"Nos encontramos que en el 66% del río la Junta ha llevado a cabo la renaturalización, todavía le queda, con un cierto éxito y está siguiendo el proyecto de Ecologistas en Acción. Pero nos encontramos que el resto del tramo, el que va hasta el mar, a pesar de que han intentado adecentarlo, esos hormigones que hay en el cauce tendrían que ser eliminados", indica Martín.

Puente de la Aurora

Así, la asociación ecologista se ha dirigido a la Junta de Andalucía, para que no limite la intervención hasta el puente de Armiñán, a la altura del Molinillo, sino que llegue, al menos, hasta el puente de la Aurora, con el objetivo de ampliar la renaturalización, posteriormente, al 100% del río.

Este planteamiento choca con el acuerdo entre la Junta y el Ayuntamiento de Málaga, que establecieron que desde Armiñán hacia la desembocadura corresponde al consistorio la intervención en el cauce. Para este tramo, es conocido el plan del alcalde, Francisco de la Torre, para la construcción de puentes-plaza sobre el río, que incluye el soterramiento del tráfico en la avenida de la Rosaleda y de Fátima, con un presupuesto que supera las 200 millones de euros.

Vistas al Guadalmedina desde Armiñán en dirección al mar.

Vistas al Guadalmedina desde Armiñán en dirección al mar. / AIM.

"Todo lo que se ha hecho desde el limonero hasta el puente de Armiñán tiene que llegar hasta el mar. Y nos hemos dado cuenta que hay un tramo que va desde este puente de Armiñán hasta el de la Aurora que se ha quedado en tierra de nadie", continúa Santiago Martín, que califica como "aberración" el planteamiento de embovedar el río.

Por su parte, Ana María Salas lamenta que las últimas intervenciones por parte del Ayuntamiento de Málaga en la desembocadura del río hacia arriba, con pequeñas plantaciones y la pintura verde y marrón que cubre los grafittis, es un "lavado" de cara que está lejos de ser considerado como una renaturalización.

Un río "vivo"

Si se observa el cauce del río desde El Molinillo, se aprecia el sendero peatonal ajardinado que arranca en Armiñán y discurre aguas arriba por la margen derecha del río. Este camino aún no está abierto al público pero será uno de los factores que acercarán a la ciudadanía con su río.

"Estoy hay que mantenerlo y cuidarlo, no abandonarlo. En el contrato que hicieron la Junta de Andalucía y el ayuntamiento, la Junta hacía el proyecto y ejecutaba el trabajo pero el ayuntamiento tiene la responsabilidad del mantenimiento de las bermas, los pasillos elevados que están ajardinados, que es un paseo muy agradable", puntualiza Ana María Salas.

Senda peatonal en el río Guadalmedina, aún no abierta al público.

Senda peatonal en el río Guadalmedina, aún no abierta al público. / AIM.

"Jamás Málaga había tenido un río vivo porque es una rambla mediterránea que está más tiempo seca y que era un poco evacuación de las lluvias torrenciales. Ahora tenemos medio río vivo y tenemos la posibilidad de llevarlo hasta el final. Hay agua y regulación en el pantano del Limonero. La Junta de Andalucía ha demostrado que nuestro proyecto es viable, es barato, una solución basada en la naturaleza", apunta Salas, que lamenta el "fracaso" que, por el contrario, fue la intervención que décadas atrás se acometió en la desembocadura del Guadalmedina, donde actualmente no se ha encontrado una solución al estancamiento del agua que entra desde el mar.

En cuanto a los trabajos de la Junta, Salas ha recordado que comenzaron con una "drástica" limpieza de las especies vegetales invasoras que fue muy criticada porque ya había fauna allí asentada que pudo resultar dañada durante los trabajos. Se eliminaron eucaliptos, cañizo y palmeras, y se sustituyeron por especies como fresnos, adelfas, moreras o tarais.

"Esos árboles, en dos o tres años se van a poner enormes y va a haber un bosque de ribera ahí", adelanta Santiago Martín, que pone de ejemplo la regeneración del río Manzanares, guiada por Ecologistas en Acción en 2016, que cuenta ya con más de un centenar de especies vegetales arraigadas. "A la naturaleza, cuando le levantas un poco el pie del cuello se produce una explosión de vida. Animamos a que lo que se ha hecho arriba, se haga abajo".