Mirando atrás
George Ticknor, el primer hispanista de Estados Unidos
El académico antequerano José Manuel del Pino ha presentado en su ciudad natal el libro que ha coordinado sobre George Ticknor, fundador del hispanismo en Estados Unidos, quien visitó España en 1818, Málaga incluida y escribió una célebre Historia de la Literatura Española
«Es una ciudad puramente comercial en su carácter general y, por lo tanto, tiene poco para divertir a un extranjero en todo a lo que se refiere a las artes. Está mal construida. Incluso la catedral es mala (...) Sin embargo, la vista desde el faro es bella». Así vio la Málaga de 1818 el estadounidense de Boston George Ticknor (1791-1871) mientras viajaba por una España aún con las marcadas cicatrices de la guerra contra Napoleón.
Un libro, presentado el pasado 20 de julio en la Real Academia de Nobles Artes de Antequera, realza ahora la figura de este estudioso, que fue crucial para la recepción de la cultura española en Estados Unidos.
Se trata de ‘George Ticknor y la fundación del hispanismo en Estados Unidos’ (Iberoamericana Editorial Vervuert), un volumen colectivo editado por el profesor antequerano, poeta y académico de Nobles Artes José Manuel del Pino Cabello, catedrático de Literatura Española en Dartmouth College (Hanover, Nuevo Hampshire, EEUU).
Fue precisamente en Dartmouth College donde George Ticknor estudió en su adolescencia. Por eso, a raíz del 250 aniversario de esta universidad privada, la institución quiso rescatar la vida y obra de los antiguos alumnos más relevantes, «y como ya tenía interés por Ticknor dije, voy a hacer un libro colectivo», explica el experto a este diario.
José Manuel del Pino considera que este pionero del hispanismo norteamericano «es un personaje bastante olvidado, no solamente en España sino también en Estados Unidos» y en buena parte piensa que se debe a que no publicó sus diarios, como sí hizo su amigo Washington Irving. «Él era más reservado, un filólogo y un estudioso y en su época, el hombre más importante de Boston en el terreno cultural», resalta.
Tras su paso por el Dartmouth College, George Ticknor estudió Derecho en Boston, viajó a Virginia para conocer al tercer presidente de los EEUU, Thomas Jefferson y completó sus estudios en la Universidad alemana de Gotinga, cuando ya se había volcado con las letras, su gran vocación.
Fue una invitación del rector de Harvard para aceptar la nueva Cátedra Abiel Smith en lenguas románicas y dirigir un programa de estudios en francés y español lo que le empujó a visitar España. Todas las puertas se le abrieron a este natural de un jovencísimo país que hablaba «alemán, italiano, español, portugués, escribía latín y griego...», recuerda José Manuel del Pino. En España visitó la Alhambra una década antes que Washington Irving y conoció a personalidades como el duque de Rivas o el rey Fernando VII, de quien escribió que era «un vulgar desvergonzado».
Como pincelada curiosa, para abandonar España viajó de Sevilla a Lisboa en la compañía más segura: una partida de contrabandistas.
Llama la atención que sus diarios por España no se tradujeran al idioma que tanto amó hasta 2012, gracias a la Universidad de Zaragoza, editados y traducidos por Antonio Martín Ezpeleta.
Los cinco meses y medio en nuestro país le supondrán un flechazo con España y su cultura, en especial con su literatura. «Para Ticknor el periodo principal de la literatura española es sobre todo el periodo medieval, los romances, lo que él llama la literatura castellana primitiva y eso no existe en Estados Unidos», destaca José Manuel del Pino.
Historia de la Literatura Española
No es de extrañar que a su regreso de Europa, convertido ya en catedrático, pocos años después, en 1823, creara el primer programa de estudios o ‘Syllabus’ de un curso de literatura española en Estados Unidos. Sería esta la base de su gran obra, publicada en 1849: ‘History of Spanish Literature’.
Estas dos publicaciones, subrayó el profesor del Pino en su presentación, «forman el cimiento sobre el que se establece el hispanismo como disciplina académica independiente en los Estados Unidos».
A la última obra -imbuida del espíritu romántico de la época y de la idea de que «cada literatura nacional responde a un carácter nacional peculiar», señala José Manuel del Pino- le dedicó Ticknor diez años de trabajo, liberado ya de la cátedra y tras cuatro años de estancia en Europa en los que fue aumentado su colección de libros españoles y portugueses. Además, se mantendría en contacto con el arabista y erudito Pascual de Gayangos, quien junto con Enrique de Vedia tradujo y publicó su obra en España entre 1851 y 1856.
Frente a anteriores historias de la literatura española, escritas por sendos expertos alemán e italiano, Ticknor siempre consideró que su obra era la mejor, «porque era gente que no hablaba español bien y él sí y porque tenía las fuentes en su casa, los libros en su casa», explica José Manuel del Pino.
Muy bien recibida en el mundo anglosajón, tuvo una gran influencia en la ‘Historia crítica de la Literatura Española’ de Amador de los Ríos (publicada entre 1861 y 1866). El profesor antequerano cree que la obra de Ticknor «adquirió un gran prestigio en el mundo hispánico y sirvió de acicate para el avance de los estudios filológicos y de historia literaria en dicho ámbito», señaló en la presentación.
Pero el hispanista de Boston hizo mucho más. Aquí van unas pinceladas: fundó la hermosa Biblioteca Pública de Boston, propuso renovar los planes de estudio de la universidad y fomentar el estudio de las lenguas modernas a partir del habla, algo exótico entonces. También escribió la biografía intelectual de su amigo y colega William H. Prescott, gran estudioso de los Reyes Católicos, Carlos V y Felipe II.
En este sentido, el volumen colectivo sobre George Ticknor también analiza su legado y repasa las contribuciones de Prescott o Archer Huntington, fundador de la Hispanic Society.
En pleno resurgimiento de la leyenda negra española al otro lado del Atlántico, José Manuel del Pino remarca la figura de Ticknor, al tiempo que recuerda que grandes nombres de la cultura de EEUU como Longfellow o Walt Whitman «están muy orgullosos de la raíz hispana de la nación norteamericana y reivindican que antes de los ingleses ya estaba la colonización española, que había traído la cultura europea y la religión cristiana al norteamericano».
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