Poesía

La inscripción latina del Pimpi ‘conoce’ a su autor

El antequerano José Manuel del Pino, autor de los versos traducidos al latín en el suelo de El Pimpi, visitó el sitio en el que están inmortalizados, guiado por el arquitecto Iñaki Pérez de la Fuente, que los eligió

José Manuel del Pino e Iñaki Pérez de la Fuente, la semana pasada delante del epigrama en latín.

José Manuel del Pino e Iñaki Pérez de la Fuente, la semana pasada delante del epigrama en latín. / Alex Zea

Alfonso Vázquez

Alfonso Vázquez

Cuentan que cuando el Rey Juan Carlos inauguró hace 20 años el Museo Picasso, se detuvo delante de la inscripción en latín, pero en ese momento nadie le supo explicar qué hacía algo así en el suelo, a pocos metros de El Pimpi y frente al Teatro Romano, ni qué significaba. 

El pasado martes 18 se produjo una visita esperada durante dos décadas, la del autor de esas líneas, el poeta y profesor José Manuel del Pino (Antequera, 1958), recién llegado de Estados Unidos, donde está afincado desde 1986, director del departamento de español y portugués del Darmouth College de Hanover, Nueva Hampshire. 

De paso, La Opinión pudo desentrañar, gracias a sus protagonistas, la verdadera historia de este epigrama en latín que reza:‘In saevo mare/ tranquilitas/ undisona freta/ in aede silente’ (errata incluida, pues en realidad es ‘tranquillitas’, con elle).

Todo comenzó con un regalo: el arquitecto antequerano Sebastián del Pino obsequió a su colega Ricardo Alario, profesor en la Escuela de Arquitectura de Sevilla, con un libro de poesía de su hermano José Manuel titulado ‘Los altos oleajes’. 

El profesor y poeta antequerano, acompañado de su hermano Sebastián del Pino y otros amigos, en su mayoría arquitectos.

El profesor y poeta antequerano, acompañado de su hermano Sebastián del Pino y otros amigos, en su mayoría arquitectos. / La Opinión

El libro le gustó tanto a este arquitecto zaragozano, que le leyó uno de los poemas al arquitecto malagueño Iñaki Pérez de la Fuente, profesor como él en la ETSA de Sevilla. «Ricardo, aparte de un gran amigo mío, ha ejercido cariñosamente casi como de tutor y siempre me desgranaba cosas especiales y valiosas», contaba Iñaki Pérez de la Fuente la pasada semana. 

Al arquitecto malagueño le fascinaron en especial unos versos de ‘Los altos oleajes’, los del poema ‘Mar rizada’: ‘En mar fuerte/ Bonanza./ En la estancia silenciosa/ Los altos oleajes’. 

«Cuando escuché estos versos me dije: esto es una pasada, tenemos que hacer algo», explica. Por aquel entonces, año 2002-2003, el arquitecto estaba a cargo de los trabajos de continuación del Plan de la Judería. Por este motivo, pidió ayuda a una profesora malagueña que también enseñaba en Sevilla, la hoy catedrática Concepción Fernández, para que tradujera esos versos al latín.

Dibujo del arquitecto Luis Ruiz Padrón de una lectura de los versos de José Manuel del Pino junto a la inscripción, aprovechando su visita.

Dibujo del arquitecto Luis Ruiz Padrón de una lectura de los versos de José Manuel del Pino junto a la inscripción, aprovechando su visita. / Luis Ruiz Padrón

Fue ella quien tradujo esos aires marinos a la lengua de Cicerón y como nada parece casualidad en esta historia, José Manuel del Pino, el autor de los versos originales, recuerda: «A Concha la conocía de la facultad, cuando estaba en San Agustín, ella nos daba clase de recuperación de latín por las tardes a los alumnos de Primero, de manera voluntaria, porque ya sabía mucho latín». 

«Nos encantó la hondura de la traducción», recuerda Iñaki Pérez de la Fuente, que propuso en un primer momento incorporar esos versos al piso de la Judería, con la información de que se trataba de un autor anónimo del siglo I antes de Cristo. «Pedí opinión a Concha y comentó que el riesgo era que podía aparecer en una futura recopilación de epigramas latinos o pensarse que había surgido junto al Teatro Romano, así que lo dejamos sin nada». 

No fue hasta 2019, a raíz de una crónica en La Opinión, que el arquitecto malagueño desveló el origen de estos versos.

Por su trabajo en Estados Unidos, José Manuel del Pino no pudo visitar la versión latina de su obra hasta la semana pasada, acompañado de su hermano Sebastián, el propio Iñaki Pérez de la Fuente y varios amigos, entre ellos los arquitectos Luis Ruiz Padrón -que realizó un dibujo para el poeta- Francisco González, Luis Tejedor y Sebastián González, además del editor Francisco Torres

La génesis

Como explica el poeta, ‘Los altos oleajes’ fue su segundo libro de poesía, editado en 1988 en Antequera, con el diseño de Rafael León, el prólogo de José Antonio Muñoz Rojas y las ilustraciones de Jesús Martínez Labrador. «Son poemas escritos entre 1983 y 1986 y creo que es un libro muy malagueño y muy marítimo». De hecho, cuenta que lo publicó cuando era profesor de instituto en Málaga y vivía en Pedregalejo, en la calle Pepita Jiménez, desde la que se veía el mar.

Detalle de las ‘enigmáticas’ líneas, hasta que se desveló su misterio.

Detalle de las ‘enigmáticas’ líneas, hasta que se desveló su misterio. / A.V.

«Es un libro de sensualidad, nocturno, con la Málaga de los 80, de la movida pero por otro lado me metía en mi cuarto a ver el mar y las luces de la Bahía y había un elemento reflexivo», detalla. Esa dicotomía se aprecia en los versos inmortalizados en un rincón de la Judería. Con mar fuerte, bonanza.