Comentábamos hace unos días cómo una planificación urbanística bastante bruta en este carísimo Salón Inmobiliario en el que se ha convertidoMálaga, va a permitir que la imponente fachada trasera de la iglesia de la Santísima Trinidad, en La Trinidad, del recordado arquitecto del XIX Cirilo Salinas, vuelva a dormir el sueño de los justos después de 20 años despejada, ya que le encasquetarán delante dos edificios de viviendas.
La iglesia que volverá a desaparecer de la vista en La Trinidad
En lugar de haber permutado el solar y realizado eso de lo que tanto hablan los urbanistas -‘esponjar’ la zona- nuestro somnoliento Ayuntamiento -lento de reflejos en todo lo que tenga que ver con el Patrimonio de Málaga, salvo si se trata de sustituirlo por una promoción de viviendas- permitirá que la ciudad pierda una panorámica soberbia desde la calle Velarde y quién sabe si un parquecito o un jardín infantil que hubiera resuelto la permuta.
Pero no vale lamentarse en una ciudad de vetustas raíces fenicias en la que el único ‘patrimonio’ que de verdad se valora es el de la cuenta bancaria, como evidencia el siempre raquítico catálogo de edificios protegidos de Málaga, una situación bochornosa de la que ya se hace eco hasta la prensa nacional.
Arquitectos y otros expertos reclaman más protección del Patrimonio de Málaga
Y aunque vandalizado desde al menos 2006 en su olvidada parte trasera -la que da a la calle Covarrubias de la que hablamos la semana pasada-, cuando menos en el papel este precioso y acosado templo, que se comunica con el vecino convento de clausura de Nuestra Señora de la Paz, de las monjas clarisas, cuenta con protección integral.
Cirilo Salinas, además de realizar a comienzos de la década de 1860 la iglesia y el convento, tuvo el detalle memorable de plantar delante una suerte de hermoso compás semicircular asomado a la Calzada de la Trinidad.
Siempre que uno entra en este reducto del XIX hay que recordar la ejemplar recuperación de la mitad del compás, que hace años realizó la Real Hermandad de Nuestra Señora del Rocío de Málaga, que ha devuelto la hermosura a la parte izquierda de la edificación, según se mira desde la placeta del Compás de la Trinidad.
De la parte derecha nada se sabe. Continúan las vigas para que no se venga abajo y si uno se asoma al cascajo vacío verá un solar en plena ebullición natural, al menos en la visita de esta sección en octubre.
Son tantos años de abandono que lo mismo una década de estas nos dan una alegría y la iglesia de Cirilo Salinos empieza a salir de su olvido ‘integral’.
Por cierto, resulta incomprensible que casi en 2024 esta preciosa placita del compás conventual siga usándose de aparcamiento.