Crónicas de la ciudad
Calle Covarrubias, una vía en apariencia municipal
La calle que homenajea al lexicógrafo español Sebastián de Covarrubias, en La Trinidad, es un ‘detritus’ dejado a su suerte por nuestros cargos públicos desde al menos 2006
«Ojos que no ven corazón que no siente», dice el refrán, algo que sucede con este Ayuntamiento tan ‘presencialista’, en el que casi todo sucede por lo que nuestro alcalde ‘presencia’ en sus visitas relámpago por toda Málaga. Se ve que ningún evento benéfico, merienda vecinal o primera piedra ha tenido lugar en el entorno de la calle Covarrubias, al menos desde tiempos de Celia Villalobos o viendo el desaguisado, quizás desde Pedro Aparicio.
Es la única explicación al degradante estercolero que en Málaga y en concreto en el barrio de La Trinidad, homenajea al lexicógrafo español Sebastián de Covarrubias, el autor del Tesoro de la lengua castellana o española (1611).
En este grueso diccionario, el primero de este tipo que se realizó en Europa, don Sebastián definió «súplica» como «el memorial que se da al Papa». Habría que actualizar la definición y enviar una súplica a nuestro bostezante Consistorio, para que se diera una vuelta por este desaguisado que consta en el callejero como calle municipal.
La situación no es nueva. Esta sección viene denunciando el abandono desde 2006, han pasado 17 años y nuestro Ayuntamiento -que pasa tres pueblos por no decir los 103 municipios de la provincia- está claro que sólo fía la mejora al futuro desarrollo inmobiliario de la zona y que la calle se las componga mientras tanto.
Claro que como esta sección decía ayer, el ‘desarrollo inmobiliario’ supondrá, después de 20 años en los que la ciudad había ganado una preciosa perspectiva, volver a encajonar la hermosa parroquia de la Santísima Trinidad, pero como muchos de nuestros cargos públicos ni sabrán situarla en el mapa, ¿a quién le importa?
La calle Covarrubias lleva como mínimo 17 años siendo una vergüenza, con una parte trasera de la iglesia y del convento de las clarisas acribillado a pintadas porque nadie parece pintar nada en esta vía pública a la hora de exigir que regrese el ornato de dos edificios de esta categoría.
La hierba crece a los lados de la acera, los cables pululan y el remate más putrefacto lo localizamos al final de la calle. Esta misma sección decía el 21 de noviembre de 2006: «Al final de la calle Covarrubias, pegando ya con el convento (de la Trinidad), se encuentra un rico yacimiento de ropa usada, excrementos y vidrios rotos que dan un poco de colorido a la zona».
17 años después, el mismo abandono y bochorno; la misma montaña de detritus con el convento de fondo. Pobre don Sebastián.
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