Crónicas de la ciudad
El antiguo pozo de los carmelitas del Perchel
En la plaza de la Misericordia se conserva el pozo del Convento de San Andrés, del que dependieron en exclusiva los carmelitas descalzos hasta finales del XVII
En el precioso Centro de Interpretación de Torrijos, en el antiguo comedor de los frailes carmelitas donde el general liberal y sus hombres pasaron su última noche, una soberbia maqueta, obra de Santiago Sastre, reproduce el Convento de San Andrés cuando todavía seguían en pie los restos de la torre musulmana de Fonseca, quizás algunos elementos supervivientes del fuerte de San Andrés, que prestó servicio hasta 1811 y el cementerio de los humildes frailes.
Pero lo llamativo de la maqueta es un amplio patio con arcos, distinto del claustro del convento que sigue en pie en nuestros días, que estaba separado por un muro de la calle Cuarteles. Esta calle se llamaba en el XIX calle Almacenes por la función industrial implantada en El Perchel, nos recuerda el mayor experto sobre conventos en Málaga, el profesor Francisco Rodríguez Marín.
Es precisamente este investigador quien nos informó en un anterior trabajo para la revista Péndulo de que en el último tercio del XVII los carmelitas se beneficiaron del hallazgo de un manantial en el curso alto del Arroyo del Cuarto. En 1687 ya estaba lista una conducción de casi dos kilómetros que llevaba el agua desde esas alturas hasta la fuente principal del claustro.
Con esta obra, cuenta Francisco Rodríguez Marín, los carmelitas descalzos dejaron de depender exclusivamente del único pozo que había en el convento y que se encontraba en ese gran patio con arcos.
El convento de San Andrés, como saben, estuvo a un tris de desaparecer, hasta el punto de que en junio 1999 se inició su derribo -estaba huérfano de protección en el PGOU del 97-. Por suerte, logró frenar la demolición el entonces concejal en funciones del Centro, Francisco Lucena, quien providencialmente pasaba por allí: logró parar la barbaridad y contactó con Paco de la Torre, entonces concejal de Urbanismo, quien desconocía lo que estaba pasando, para que abortara la operación.
Superviviente del convulso desarrollo inmobiliario malaguita, una parte de ese espacioso patio conventual se ha conservado milagrosamente en la traza de Málaga en la actual plaza de la Misericordia. De hecho, los bajos de uno de los edificios vecinos lucen unos arcos y el nombre ‘Comercial Arcos del Carmen’ en recuerdo de este patio desaparecido.
Quizás lo más prodigioso de todo es que el pozo primitivo del convento todavía adorna esta placita. Encalado y modesto, el pozo (cubierto) tiene algunas grietas, producto de la edad así como un cartel pocas veces visto: «Peligro, no subirse al pozo». Una pequeño trozo de la Historia de Málaga aún en pie. Feliz Navidad.
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