Mirando atrás

General José María Torrijos: un centro al completo

Con su nueva sede contigua al Centro de Interpretación Histórico José María Torrijos, en el antiguo convento carmelita del Perchel, la Asociación Histórico Cultural Torrijos 1831 completa el doble sueño de recuperar este espacio y reivindicar la figura del general liberal 

Esteban Alcántara, en el Centro de Interpretación, con un maniquí de José de Salamanca a caballo, cuando hizo de correo del general Torrijos.

Esteban Alcántara, en el Centro de Interpretación, con un maniquí de José de Salamanca a caballo, cuando hizo de correo del general Torrijos. / A.V.

Alfonso Vázquez

Alfonso Vázquez

El jueves 2 de marzo de 2006 un cariacontecido Esteban Alcántara acompañaba a La Opinión a comprobar el desastre: la mitad del refectorio del Carmen, el antiguo comedor de los carmelitas del Perchel en el que pasaron su última noche Torrijos y sus hombres, se había venido abajo. Luego se supo que había sido derribado por una constructora. 

Estado en que quedó el comedor de los frailes en 2006.

Estado en que quedó el comedor de los frailes en 2006. / A.V.

18 años más tarde, en ese mismo lugar y con el mismo periodista, un sonriente Esteban Alcántara, presidente de la Asociación Histórico Cultural Torrijos 1831, creada en 2003, muestra el esplendoroso refectorio que desde 2018, por decisión del alcalde, Francisco de la Torre, aloja el Centro de Interpretación Histórica José María Torrijos, en el recién rehabilitado Convento de San Andrés o como se conoce popularmente: el Convento del Carmen.

Sala de juntas, despacho, biblioteca y archivo de Torrijos 1831.

Sala de juntas, despacho, biblioteca y archivo de Torrijos 1831. / A.V.

Además, desde octubre pasado, la asociación Torrijos 1831 cuenta con un precioso espacio para su sede en unas dependencias anexas. 

«Nunca esperaba que fuera así, lo digo de verdad. Ojalá cuando yo era pequeño me hubiera encontrado algo así. Ahora vienen los colegios, institutos, colegios profesionales, de la Universidad, incluso grupos de fuera, han venido por ejemplo de La Rioja y Madrid y es algo maravilloso», confiesa.

José de Salamanca

El historiador Esteban Alcántara se encuentra junto a una de las últimas incorporaciones del centro de interpretación: sendos maniquíes a escala natural de un joven correo a caballo. 

Como aclara, el joven es el malagueño José de Salamanca, el futuro marqués, quien intentó salvar la vida del general Torrijos: «Cuando ocurrieron los hechos de Torrijos su hermana Carmen, que vivía en calle Granada, acudió a los Salamanca. José va de Málaga a Madrid y entregó una súplica al rey porque el hermano de Torrijos era ayuda de cámara de Fernando VII, pero el rey firmó que los ejecutaran a todos», resume. 

Réplica de un cañón francés de finales del XVIII en el Centro de Interpretación.

Réplica de un cañón francés de finales del XVIII en el Centro de Interpretación. / A.V.

El antiguo refectorio está presidido, en uno de los extremos, por un cañón francés de 12 libras de finales del XVIII. «Es una réplica, en la asociación tenemos muchos manitas y hay gente que trabaja el hierro y la madera. Pepe Cano, nuestro compañero, estuvo cuatro meses para hacer esto», aclara. 

Muy cerca del cañón y junto a un busto de Torrijos, el presidente de la asociación muestra la puerta por la que entraron el general madrileño y sus hombres en su última noche, antes de ser fusilados al día siguiente, 11 de diciembre de 1831, en las vecinas playas de San Andrés, llamadas así por el convento. 

Por este mismo hueco de la puerta entró el general Torrijos ya preso.

Por este mismo hueco de la puerta entró el general Torrijos ya preso. / A.V.

En el centro también pueden verse, entre un caudal de piezas, partes de la caja que albergó los restos de Torrijos en la cripta de la plaza de la Merced y hasta un botón del chaleco de Juan López Pinto, uno de los hombres del liberal, un préstamo municipal. 

Partes de la caja que albergó los restos de Torrijos, en la cripta bajo el obelisco de la plaza de la Merced.

Partes de la caja que albergó los restos de Torrijos, en la cripta bajo el obelisco de la plaza de la Merced. / A.V.

Desde octubre, la asociación tiene sede propia, dividida en dos espacios: un taller para hacer entre otras cosas maquetas y uniformes de época y la sala de juntas que también alberga la biblioteca liberal y el Archivo Torrijos. 

Botón que llevaba Juan López Pinto el día de su fusilamiento.

Botón que llevaba Juan López Pinto el día de su fusilamiento. / A.V.

Junto a la puerta de acceso a estos dos espacios, los arqueólogos localizaron lo que parece una hornacina. «Aquí había una imagen. Los carmelitas, antes de entrar a a comer se santiguaban», cuenta el investigador, que explica que la asociación querría colocar una imagen religiosa relacionada con la orden, «sin tocar lo arqueológico, porque lo tratamos con mucho respeto». 

Antigua hornacina conventual en la entrada al refectorio.

Antigua hornacina conventual en la entrada al refectorio. / A.V.

El Archivo Torrijos

Además de una amplia biblioteca relacionada con Torrijos, la sala de juntas-despacho alberga el mencionado Archivo Torrijos, «la joya de la corona», lo califica Esteban. «Aquí está prácticamente todo lo que hay en Málaga pero además tenemos lo que los familiares del grupo de Torrijos han ido donando a la asociación de forma fotocopiada, aunque hay algunos originales», detalla. 

El presidente de la Asociación Cultural Torrijos 1831, Esteban Alcántara, muestra el Archivo Torrijos

El presidente de la Asociación Cultural Torrijos 1831, Esteban Alcántara, muestra el Archivo Torrijos / A.V.

Tampoco faltan carpetas monográficas de los principales hombres del general liberal, las actividades de la asociación, su lucha por reivindicar todos los espacios relacionados con esta fallida expedición liberal contra el absolutismo... «el archivo está pensado para todo aquel que quiera saber más, personas que quieran investigar», explica. 

Maquetas

El nuevo área del taller permitirá además a este colectivo altruista seguir aportando elementos al centro de interpretación, como maquetas, muchas de ellas realizadas por Santiago Sastre, que reflejan lugares de Málaga ya desaparecidos vinculados a Torrijos

Es el caso del Cuartel de Caballería de la zona de Refino y Dos Aceras, «el cuartel del que salieron los jinetes del Regimiento Vitoria número 4 de Ligeros para capturar a Torrijos». Como informa Esteban Alcántara, en las inmediaciones se recuerda este equipamiento tanto por la calle Cuartel de Caballería como por la calle Jinetes. «Porque en el cuartel hacían muchos servicios de control de playa y tras toda la noche, regresaban y tomaban sus vinos en una cantina, con argollas en la calle para atar los caballos. Esas argollas las llegué a ver en calle Jinetes», recuerda. 

Maqueta del desaparecido Cuartel de Caballería.

Maqueta del desaparecido Cuartel de Caballería. / A.V.

También hay sendas maquetas de la antigua cárcel de la actual plaza de la Constitución, donde se encontraban los hombres de Torrijos y del Cuartel de Mundo Nuevo, en el que José María Torrijos fue detenido, antes de enviar a todos al refectorio del Carmen. 

«Poder contemplar maquetas como esta es algo que agradece mucha gente porque se ve esta Málaga antigua, que es una de las misiones que tenemos también», apunta y recuerda el caso de una perchelera octogenaria que reconoció la desaparecida plaza de los arcos del convento, donde ella bailó en los años 40 o 50. 

Réplica de la lápida de José María Torrijos bajo el obelisco de la plaza de la Merced y maqueta del buque insignia Santísima Trinidad, en el que un tío de Torrijos participó en la batalla de Trafalgar.

Réplica de la lápida de José María Torrijos bajo el obelisco de la plaza de la Merced y maqueta del buque insignia Santísima Trinidad, en el que un tío de Torrijos participó en la batalla de Trafalgar. / A.V.

Esteban Alcántara aboga porque, como ha pasado con Torrijos 1831, otros colectivos de Málaga promuevan otros centros de interpretación, porque está convencido de que en Málaga hay espacio para «cinco o seis» y demostrado queda que se convierten en un espacio alternativo de divulgación que pueden resultar más atractivos que los museos al uso. 

Sueño cumplido. 

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