Crónicas de la ciudad
Una nueva niña lectora de Chema Lumbreras
Cerca del MUPAM puede disfrutarse una nueva versión de la escultura de Chema Lumbreras, tras el robo de la anterior en el Parque de la Laguna de la Barrera
Aunque la primera acepción de ‘cabestro’, según la Real Academia Española, sea «buey manso que sirve de guía a las reses bravas», la que hoy interesa es la cuarta acepción: «persona torpe y ruda» y ‘ruda’, en el sentido amplio de persona tosca, áspera, grosera, violenta y sin pulimento.
Porque poco hay que pulir en el cabestro o quizás los cabestros y rudos mamíferos de identidad desconocida -aunque, seguramente con DNI y seguridad social- que en el verano de 2021 robaron la preciosa escultura del malagueño Chema Lumbreras en el Parque de la Laguna de la Barrera.
Como recordarán, la obra de arte representaba a una niña corriendo feliz, libro en mano, un artefacto milenario este con el que muy probablemente el ladrón o ladrones que se hicieron con la escultura no estarán muy familiarizados.
El caso es que, al pie de la antigua laguna formada por décadas de extracción de arcilla para la vecina fábrica de cerámica de Santa Inés, se inauguró un año antes del robo, en 2020, esta escultura, con motivo de ponerle al parque el nombre de ‘Arquitecta María Eugenia Candau’, fallecida en 2017, en recuerdo de quien, junto a Juan Antonio Marín, diseñó esa zona verde, todo un regalo para los vecinos de la Colonia de Santa Inés, que vieron recuperada en forma de parque una laguna decrépita.
A los pies de la escultura se podían leer además unos versos de la propia María Eugenia Candau que eran un canto a la Naturaleza.
Mangada la escultura por estos bípedos de las profundidades, lo cierto es que la ciudad se quedó sin una obra hermosa y original, la primera que no aparece inmóvil o sentada en un banco sino que ‘sale por pies’ con un libro en la mano y cara de felicidad.
Sin duda, se trata ya de una obra exótica, porque hoy en Málaga bien podría representarse mejor a una niña cabizbaja mientras escruta su móvil.
Como el miércoles explicaba el concejal del Centro, Francisco Cantos, finalmente el Ayuntamiento ha encargado una nueva versión de la pieza robada al artista malagueño y el emplazamiento ha sido «consensuado».
Desde hace unos meses puede verse en mitad de la vegetación de ‘tundra’ de La Coracha, a tiro de piedra del MUPAM. Confiemos en que el nuevo sitio sea más seguro y podamos disfrutar de esta niña lectora sin mamíferos ladrones de por medio.
Por cierto que en el túnel de la Alcazaba el 31 de enero seguía la estrella navideña de Belén, cuando los Reyes Magos deben de andar ya por Afganistán...
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