Crónicas de la ciudad

El túnel de la Alcazaba y su peatonalización temporal

Como sucedió en 2000 al poco de inaugurarse, malagueños de a pie vuelven a hacer suyo el túnel mientras se termina su insonorización, sin carril bici a la vista

Peatones junto a las obras de insonorización del túnel de la Alcazaba, este mes.

Peatones junto a las obras de insonorización del túnel de la Alcazaba, este mes. / A.V.

Alfonso Vázquez

Alfonso Vázquez

Ocurrió en la Feria de Agosto de 2000. El túnel de la Alcazaba dejó de manar vehículos y de forma excepcional permitió que los malagueños y visitantes lo hollaran por la calzada, sin temor a convertirse en el adorno de un capó.

Este simbólico paseo subterráneo adentraba a la ciudadanía, por su propio pie, en algo que, hasta el año anterior pertenecía al terreno de la ficción, a los muchos proyectos que pululaban por los archivos de Málaga, como ese que en 1835 contemplaba conectar la plaza de la Merced con el Camino de Vélez sin el ‘obstáculo’ de la ruinosa fortaleza árabe de la Alcazaba, que debía demolerse para tal fin. 

Apertura a los peatones del túnel de la Alcazaba durante la Feria de Málaga de 2000.

Apertura a los peatones del túnel de la Alcazaba durante la Feria de Málaga de 2000. / Rafael G. Relaño

Mucho menos ‘disruptivo’ fue el túnel de 10 metros de alto y 15 metros de anchura bajo el monumento ideado por Joaquín Almellones en 1905. 

Precisamente fue este anteproyecto el que sirvió al ingeniero técnico del Ayuntamiento, Manuel Olmedo, para plantear en los años 70 del siglo pasado la idea de hacer realidad esta obra.

Aunque, como recordaba en 2019 a La Opinión, le trataron de chalado para arriba, lo cierto es que dos décadas más tarde dirigió las obras de este proyecto de su autoría, con el visto bueno de la alcaldesa Celia Villalobos.  

Con una anchura de 16 metros -un homenaje a José María de Sancha, que ideó esta misma anchura para la futura calle Larios- estos días malagueños y visitantes vuelven a atravesarlo a pie con una novedad que quedó pendiente 25 años atrás por falta de presupuesto: la insonorización del túnel.

Atravesar lo que hasta hace un cuarto de siglo era una utopía y hacerlo con estas obras en marcha es una experiencia única y puede evocarnos la incursión de Jonás por el costillar de una ballena, por esos curvos soportes blancos que sostendrán el (ansiado) parapeto frente a los decibelios.

Por cierto que estos días se escuchan protestas porque no se ha tenido en cuenta un carril-bici, propuesto hace cerca de una década. Sorprende que ahora que el Ayuntamiento de Málaga ha terminado el carril del Paseo de Reding, no haya contemplado esta posibilidad, pues ahora era el momento de hacerlo con las soluciones técnicas adecuadas, quizás sin esos ‘colmillos’ tan gruesos que quitan tanto espacio. Si no se hace quedará, a juicio de Ruedas Redondas, «una herida para la futura red de carriles bici». 

Quién sabe por tanto si este túnel, dentro de otros 25 años, no se considerará incompleto y tendrá que remodelarse para instalarle al fin una vía ciclista. Será el momento de volver a recorrerlo a pie y por la calzada.

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