Crónicas de la ciudad
Carretería, 60: el palacio de un gran historiador olvidado
La próxima restauración del palacio de Valdeflores en Carretería recuperará el inmueble de un gran malagueño que quiso renovar la Historiografía española del XVIII
Aunque su fachada esté contagiada por la «lepra de colorines», como define Fernando Savater las malas artes de los homínidos del spray, la buena noticia es que el número 60 de calle Carretería será restaurado en breve.
Como saben, hasta hace poco ha acogido el Servicio Provincial de la Mujer de la Diputación pero quizás no sepan que el hombre que hay detrás del precioso edificio, el marqués de Valdeflores, fue uno de los grandes historiadores españoles del XVIII, además del investigador malagueño que acuñó la expresión «Siglo de Oro», luego popularizada en el XIX por el hispanista norteamericano George Ticknor.
En esta casa que pronto recuperará su fachada de pinturas murales vivió Luis José Velázquez de Velasco (1722-1772), nombrado marqués de Valdeflores por Carlos III, el mismo rey que, años después, le llevaría a prisión.
Lo llamativo es que, con 25 años, viviendo aún en Málaga, ya tuvo en mente escribir una Historia de España distinta de las que se estilaban entonces y tres años más tarde, viviendo ya en Madrid, ingresó en la Real Academia de la Historia.
En esa época, en una obra sobre la poesía castellana crea la expresión «Siglo de Oro» y se suma al gran proyecto nacional -como uno de sus principales responsables- de catalogar todos los archivos españoles y recabar documentos con vistas a una gran Historia General de España.
El trabajo de campo del malagueño será impresionante: se recorrerá media España en busca de manuscritos, códices, archivos, bibliotecas públicas y privadas, monumentos, inscripciones... Su labor fue tan crucial que fue uno de los principales puntos de apoyo del epigrafista del XIX Emil Hübner, que se quedó impresionado por la obra de nuestro paisano.
La caída en desgracia del marqués de la Ensenada truncó este trabajo y don Luis se desquitó publicando en Málaga unos ‘Anales de la nación española’ desde la Prehistoria a los romanos y años más tarde, un libro sobre ese viaje simpar en busca de documentos por nuestra nación.
En 1763, ya con Carlos III, publica una sátira política disfrazada de usos amorosos cortesanos; esta obra y su participación en el motín de Esquilache le conducirían a la cárcel (Alicante y el Peñón de Alhucemas).
Mermado de salud, fue liberado en enero de 1772 y volvió a Málaga. Pasó sus últimos días en el lagar familiar de Cruzado, por encima de Totalán. Murió con sólo 50 años y fue enterrado en el Convento de San Pedro Alcántara, cerca del palacio familiar de Carretería, recuerdo de este gran intelectual.
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