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La Carmela Baker: los croissants artesanales 'made in Málaga'

Este local del Centro elabora cerca de 3.000 a 4.000 unidades diarias de "bakeritos", -así llaman a sus croissants -que hacen artesanalmente y hornean cada día

-Guillermo, propietario de La Carmela Baker

-Guillermo, propietario de La Carmela Baker / Álex Zea

Chaima Laghrissi

Chaima Laghrissi

Aunque hoy en día el croissant es sinónimo de la gastronomía francesa, sus orígenes se remontan a Austria en el siglo XVII. 

La historia popular cuenta que el croissant fue creado en Viena en 1683 para celebrar la victoria sobre el Imperio Otomano, con su forma de media luna inspirada en el símbolo presente en la bandera turca. 

Con el tiempo, esta delicia cruzó las fronteras y llegó a Francia, donde los panaderos locales la adoptaron y perfeccionaron, convirtiéndola en el icónico símbolo de la pastelería francesa que conocemos hoy. Un dulce que llega al Centro de la capital, con sello "made in Málaga". 

De la mano de La Carmela Baker, Guille - propietario del local- elabora cerca de 3.000 a 4.000 unidades diarias de "bakeritos", -así llaman a sus croissants -que hacen artesanalmente y hornean cada día. 

Ubicados en la calle Santos, este pequeño local abrió la víspera de Domingo de Ramos y ofrece un total de ocho croissants para todos los gustos. Tanto salados, como el de cochinita pibil (con cebolla encurtida en mayonesa); paleta ibérica; salmón, rúcula y queso crema; guacamole y jamón york; rúcula y jamón york; y el de huevo duro con mayonesa; y dulces: de oreo, clásico, pistacho o chocolate negro: "También tenemos la mini palmerita, de los mismos sabores de los bakeritos", indica. 

Al catálogo de sabores, Guille confiesa que quiere dejar de manera permanente el de torrija: "Lo hicimos en Semana Santa y aún la gente viene y pregunta por ellos. Así que estamos planteando volver a hacerlos pero solo los domingos".

Los bakeritos ya cautivan a los malagueños que agotan día tras día las existencias: "Tenemos dos horneadas al día. Una de ellas es por la mañana y otra es por la tarde. Cerramos cuando vendemos todo. No hacemos productos para tener merma, no queremos perder producto”, explica. 

La idea de este negocio se gestó durante aproximadamente cinco años antes de concretarse: "Mis abuelos son ingleses y tenían un hotel en Inglaterra. Mi madre se pegaba a mi abuela para hacer los postres para el buffet del propio hotel. Y luego yo aprendí de mi madre la repostería”, cuenta Guille. 

Los croissants de Carmela Bakes también se pueden conseguir a través de plataformas de delivery como Glovo y Uber Eats.

Ante la pregunta de qué es lo que marca la diferencia de estos bakeritos con los manolitos, Guille responde que “esto es como Pepsi y Coca-Cola o Burger King y McDonald's. Las dos cosas se asemejan mucho, pero cada uno tiene su pequeño toquecito que hace que le marquen la diferencia”, recalca. 

"Nosotros no queremos compararnos ni nada, cada uno sigue su camino. El día de mañana, obviamente, pues nos cruzaremos, porque nosotros vamos a crecer también muy rápido y vamos a ser grandes también. Y nada, que haya buen rollo, contra más seamos, mejor", añade. 

La expansión de la Carmela Baker no para aquí. Guille tiene pensado seguir abriendo locales por toda Málaga: “La idea es, en un principio, montar dos más este año y tener alrededor de ocho más el año que viene por todas las zonas de la capital”, adelanta.