Cafeterías

Los cafés 'de toda la vida' de Málaga resisten el envite de los 'millennials'

En cada rincón de Málaga existen bares que son mucho más que simples establecimientos, son auténticos refugios de tradición y sabor. Bares de toda la vida, con sus mesas desgastadas por el tiempo, sus fotos en blanco y negro que recuerdan a épocas pasadas y sus camareros que conocen a cada cliente por su nombre

A pesar de que enumerarlos a todos es imposible, esta lista recorre algunos de los bares clásicos de la capital

El Diamante, con Francis y Mariví en la barra.

El Diamante, con Francis y Mariví en la barra. / Álex Zea

Chaima Laghrissi

Chaima Laghrissi

En cada rincón de Málaga existen bares que son mucho más que simples establecimientos; son auténticos refugios de tradición y sabor. Bares de toda la vida, con sus mesas desgastadas por el tiempo, sus fotos en blanco y negro que recuerdan a épocas pasadas y sus camareros que conocen a cada cliente por su nombre.

Lugares donde se tejen historias, se comparten momentos y se preservan recetas caseras que han pasado de generación en generación.

Aunque ahora las calles de la ciudad se han llenado de bares «millennial», donde los desayunos de chía y tostadas de aguacate triunfan, la capital aún mantiene a los que les precedieron y asentaron las bases de una hostelería emblemática; donde la nube, el pitufo y los menús del día resisten y siguen a la orden del día.

A pesar de que enumerarlos a todos es imposible, en esta lista hay algunos bares de toda la vida, que ya son historia de la hostelería malagueña.

María, una de las camareras del Framil, junto a Francis, propietario del local, detrás de la barra sirviendo unos cafés con churros.  | FOTOS DE LA OPINIÓN

Café Madrid en el Centro de la capital. / L. O.

Café Madrid

Café Madrid es uno de los pocos locales centenarios que le quedan a la ciudad. Este café-churrería es uno de los más antiguos de Málaga, ya que abrió sus puertas por primera vez en 1892, y es además uno de los más conocidos. Aquí los churros los hacen al ‘estilo Madrid’, con forma de lazo y perfectos para acompañar un chocolate espeso que traen desde Granada.

Bar Mercado Huelin. | FOTOS DE LA OPINIÓN

Casa Aranda cuenta con tres locales en el Centro. / L. O.

Casa Aranda

Otro clásico es Casa Aranda, donde desde 1932 sirven el churro malagueño o porra de toda la vida. Se calcula que de media hay días que incluso llegan a hacer 5.000 porras, aunque normalmente pueden cocinar entre 3.000 y 4.000.

El secreto del éxito de sus churros es que los elaboran con una masa madre desde hace 90 años, la misma que desde que se fundó el local, y en casi un siglo se ha mantenido igual.

Los cafés «de toda la vida» de Málaga resisten el envite de los «millennials» | L.O

María, una de las camareras del Framil, junto a Francis, propietario del local, detrás de la barra sirviendo unos cafés con churros. / Álex Zea

Cafetería Framil

Y hablando de churros y excepciones, en el Centro de la capital encontramos en la calle Cisneros con San Juan, la Cafetería Framil.

Con más de treinta años en el Centro Histórico de Málaga, uno de sus productos estrella son los churros. Además ofrece un café realmente pleno de sabor, una gran variedad de bocadillos, tapas tradicionales malagueñas y un excelente menú del día. Su clientela es principalmente local y el bullir diario de este café, a las órdenes de Francis, es un todo un símbolo castizo de la zona.

El Diamante

En 1949, José Gálvez y Aurora Toro, tras estar al frente del bar El Brillante, en Puerta Nueva, decidieron trasladarse a la calle Pozos Dulces y abrir el bar El Diamante. 75 años después, conserva gran mayoría del mobiliario y objetos originales como su máquina de café.

Francis y Mariví, actualmente al frente del café, son pura amabilidad y saben el nombre y lo que toma cada uno de sus parroquianos, que no son pocos, desde primera hora de la mañana. Lo más demandado: el pitufo de salchichón de Málaga. Sin quitar mérito a su leche con fresa, que ofrecen durante todo el año.

Marisquería Liñán.  | ÁLEX ZEA

Marisquería Liñán. / Álex Zea

Marisquería Liñán

En el barrio de La Trinidad todos conocen a ‘el Gamba’. Este es el sobrenombre popular por el que se conoce a esta marisquería de la calle Jaboneros.

Es un establecimiento que ha pasado de generación en generación: «Mi padre abrió el negocio en 1981 en la Plaza Montes y desde hace diez años nos trasladamos al nuevo local. Ahora trabaja la tercera generación en la marisquería», cuenta Miguel Palomo Liñán, propietario actual.

Un local de tan sólo 29 metros cuadrados y 11 mesas en el que hay que reservar mesa y comida: «Compramos todos los días el marisco y lo que tenemos es lo que hay. Cuando se agota, terminamos», recalca.

Uno de los pocos bares de la barriada que perduran de aquella época: «Ahora vienen clientes de todo el mundo, pero también los clientes de tres generaciones: abuelos, padres e hijos».

Cafetería Los Villares. | L.O

Cafetería Los Villares. / L. O.

Los Villares

En la calle la Unión, Los Villares es una de las pocas cafeterías- restaurantes que se ha mantenido de la zona. Esta casa fue fundada en 1969 por los abuelos de Miguel Ángel Maldonado, actual propietario.

De lunes a viernes, ofrecen menú diario con «comida casera, nada de precocinada» por un precio de 12 euros. Los callos continúan siendo el plato estrella de la carta, junto al pescaíto frito: «Aquí puedes encontrar estofado de ternera, paella o gazpachuelo. Los platos de toda la vida se siguen demandando», señala Maldonado.

El local también ofrece desayunos, chocolate, churros, zumos y batidos. Siendo el rey de las mañanas su pitufo de pollo en manteca: «Nos hemos ido actualizando con el tiempo, pero sin perder lo que somos: un bar de barrio tradicional», afirma.

Los Hidalgo. | L.O

Molletes del bar-restaurante Los Puntales. / L. O.

Los Puntales

Apartado del casco urbano, Los Puntales lleva 25 años siendo uno de los restaurantes de referencia en el polígono San Luis de Málaga. Aquí trabajan Mari Carmen y Antonio, madre e hijo.

En Los Puntales nunca falta el menú casero diario y los desayunos. Su plato estrella son el serranito de jamón y ternera; el ‘serranito de las dos’ con pan cristal y acompañado de patatas fritas o la tortilla de patatas con jamón cocido de pata con mayonesa.

La Ñora. | FOTOS DE LA OPINIÓN

Entrada de El Pimpi Florida. / L. O.

El Pimpi Florida

Gambas entre coplas y jarana. Así se podría describir al Pimpi Florida, el bar de Las Cuatro Esquinas del Palo, que no necesita presentaciones. El Pimpi Florida nació en 1953 de la mano de Gregorio López. 72 años después el bar continúa a manos de la tercera generación de los López.

El Pimpi Florida se ha convertido en toda una institución malagueña. Por su barra han pasado Marifé de Triana, Pepa Flores o artistas como Fran Perea, Kira Miró o Salva Reina. Aquí nunca faltan las gambas al pil pil, conchas finas, gambones, navajas, montaditos de lomo o huevas aliñás, entre otros.

Bar El Roper

Antonio García dirige el establecimiento con ayuda de su esposa, María José Sánchez, desde hace más de 40 años en El Palo.

Este bar es conocido por su lomo en manteca, zurrapa paleña y carne mechada. Lomo que incluso el rey emérito, Don Juan Carlos, degustó.

Los cafés «de toda la vida» de Málaga resisten el envite de los «millennials» | L.O

Entrada de Los Hidalgos. / L. O.

Los Hidalgos

El negocio familiar fue fundado en 1973 por Rafael Vallejo y María Valverde, padres de Juana María, actual propietaria.

Tras medio siglo de vida el Bodegón Los Hidalgos cerró en 2023, para volver a renacer como la taberna Los Hidalgo, en la calle Duque de la Victoria. Una nueva etapa sin olvidar sus orígenes: «La carta combina tradición y diversidad. Apostamos por una cocina familiar donde los sabores de siempre son los verdaderos protagonistas», afirman.

En Los Hidalgos, la especialidad son los caracoles, sin desmerecer a sus croquetas de piñones, boquerones, pulpo, y otras carnes.

Los cafés «de toda la vida» de Málaga resisten el envite de los «millennials»

Casa Fernández. / L. O.

Casa Fernández

Conocidos como Los Catetos, este bar-restaurante de Ciudad Jardín fue abierto en 1959 por José Fernández Ternero y familia. Lo que comenzó solo era una taberna, acabó como Casa Fernández cuando unos clientes pidieron a la mujer de José Fernández que les preparara algo de comer.

Por este negocio han pasado ya cuatro generaciones de los Fernández: «Ha pasado mucho tiempo desde su inauguración, pero los sabores caseros y el ambiente familiar no ha variado», cuentan.

La comida casera es la estrella de este local, donde destaca la paella, el plato de los montes y el pulpo frito.

Además, del vino dulce de Los Montes de Málaga. De lunes a viernes ofrecen menú casero.

Bar Nerva. | FOTOS DE LA OPINIÓN

Bar Nerva. / L. O.

Nerva

Abierto en 1986, Agustín Fernández abrió este bar -restaurante en la calle Cristo de la Epidemia, 55. Pero, desde hace un par de años le pasó el testigo a su hijo. Aquí los desayunos no sólo tienen nombre y apellidos, sino que dejan sin palabras a los comensales. Los molletes de jamón ibérico y mixtos son algunos de los más demandados.

Manuel Alcántara o Eugenio Chicano eran unos de los clientes habituales del Nerva. De hecho, el local alberga varias obras del artista malagueño, en especial dos grandes murales así como 23 dibujos enmarcados que Eugenio Chicano pintó en manteles de papel cuando era cliente. Y cuando acaba la ronda de los desayunos, comienzan las comidas: aquí los platos que más triunfan son el salmorejo, croquetas y ensaladilla rusa.

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Un bocadillo de La Ñora. / David Ariza

La Ñora

Podría considerarse el bar más famoso del barrio de Cruz de Humilladero. Si algo los hacen famosos son sus bocadillos.

El establecimiento no cuenta con una carta tradicional, tal y como afirma Montse Moya (hermana de la dueña y trabajadora en La Ñora), «aquí hacemos los bocadillos como le gusta al cliente». Dentro de esa oferta personalizada, los malagueños tienen una opción favorita: el bocadillo de jamón asado al horno con queso picante y alioli. Esta combinación estrella se complementa con otras opciones que incluyen tortilla, una amplia variedad de carnes, lomo en manteca, lomo de orza, carne mechada y serranito de pollo.

Cada viernes, el local se llena de una amplia variedad de clientes y se ofrecen hasta 9 tortillas de distintos sabores, permitiendo a los comensales explorar las múltiples posibilidades de este típico plato de la gastronomía española.

Casa Fernández.   | DAVID ARIZA

Exterior del mercado de Huelin. / L. O.

Bar del Mercado de Huelin

Hasta hace un par de años pudo presumir de tener el menú del día más barato de España: solo por 5 euros. Desde hace algunos meses ya solo sirven desayunos. En este bar trabaja Carmen Martín, gestora del establecimiento y siete empleados más. Martín se niega a subir el precio, aunque «las cuentas no salgan».

El secreto para poder hacerlo es que se utilizan productos baratos y frescos del mercado.