Sucesos

El ADN recuperado en una cremallera de la mochila de David llevó hasta su presunto asesino

El perfil genético coincidió con el de un pariente del detenido, que ha sido identificado tras el estudio del árbol genealógico de su familia hasta los años 40 del siglo pasado

El sospechoso, que ha negado la autoría ante el juez, ingresa en prisión. Se desconoce la motivación del crimen

Detienen al sospechoso del asesinato de un joven abatido a tiros en Los Montes de Málaga

Miguel Ferrary

El ADN recuperado en la pestaña de la cremallera de la mochila de David, el joven cuyo cuerpo fue encontrado en Los Montes hace dos veranos con un disparo en la cabeza y otro en el cuello, ha llevado finalmente hasta su presunto asesino, un hombre de 62 años con un pasado criminal que suma otros cuatro crímenes por los que ya había cumplido condena. La investigación, sin embargo, ha supuesto un proceso titánico para los investigadores de la Policía Nacional, ya que esos restos biológicos no llevaron directamente hasta el sospechoso. Según han explicado en rueda de prensa la jefa del Grupo de Homicidios de Málaga, la inspectora jefa Rafaela Polo, y el comisario jefe de la Policía Científica, Salvador Romero, la muestra de la cremallera correspondía a un varón que no estaba en las bases de datos de personas detenidas, pero, al realizarle a los restos un estudio de amplificación del cromosoma Y, pudieron dar con "un familiar vía paterna" del presunto asesino que sí lo estaba.

A partir de aquí, los agentes decidieron estudiar el árbol genealógico de esa familia. Llegaron hasta 1949, puntualmente hasta 1871. Siguiendo siempre la línea paterna, bucearon en el Registro Civil y entre las partidas de bautismo del Obispado de Málaga. Incluso se toparon con la dificultad que supone que el sospechoso cambiara de nombre en el pasado en un intento por dejar atrás su pasado criminal. Finalmente, fue identificado como José Jurado Montilla, un malagueño que usa los alias el Titi y Dinamita Montilla, sin domicilio conocido y con una vida nómada que ha dificultado su localización.

Los investigadores comprobaron que el historial de Jurado era tan brutal como el asesinato de David. Como adelantara Sur, el sospechoso fue detenido por la Guardia Civil en mayo de 1987 por los asesinatos de dos turistas, un inglés y un alemán que estaban de acampada en El Chorro y cuyos cadáveres fueron hallados con disparos y heridas de arma blanca. También fue condenado por la muerte de Antonio Paniagua, exchófer del cantaor Juanito Valderrama. Su cadáver fue hallado semicarbonizado en una casa de campo en el puerto de los Randos, en Campanillas, en marzo de 1987. El otro crimen por el que fue encarcelado, el único que ha reconocido, es el de un vecino del Puerto de la Torre de 57 años cuyo cuerpo fue hallado en noviembre de 1985 dentro de su cortijo en Almogía tapado con sacos. También presentaba un disparo de escopeta. El Titi salió de prisión en diciembre de 2013 tras una sentencia del Tribunal de Estrasburgo que tumbó la doctrina Parot, que aplicaba los beneficios penitenciarios sobre la totalidad de la condena y no sobre cada una de las penas. Esto le ahorró los dos últimos en la cárcel, donde cumplió 28 años.

El pasado jueves, gracias a su perfil de TikTok, red social en la que era muy activo y en la que se presentaba como "un aventurero que parte de la base de que cada persona es única", los investigadores terminaron situándolo en Valdebótoa, una pedanía de Badajoz, donde lo detuvieron en un bar. El laboratorio ha confirmado que su ADN coincide con el hallado en la mochila de David. El arrestado, que ya está en prisión provisional, negó el domingo ante la juez la autoría del crimen. Los investigadores desconocen la motivación del asesinato

La jefa del Grupo de Homicidios, Rafaela Polo, ha dado detalles sobre la investigación.

La jefa del Grupo de Homicidios, Rafaela Polo, ha dado detalles sobre la investigación. / Álex Zea

La investigación arrancó con el hallazgo del cuerpo de David el 29 de agosto de 2022. La familia había denunciado la noche anterior que no había regresado a casa de su visita a un paraje de Los Montes conocido como Los Ciegos. El joven había ido a una casa de aperos propiedad de sus padres para recoger unas algarrobas, una actividad que realizaba con el permiso de los dueños de las fincas colindantes y que le permitía sufragarse los gastos de un joven estudiante.

David habló de su asesino

La misma tarde de su desaparición, David dejó las primeras pistas de su asesino. Antes de perder el contacto con su entorno, le dijo por Whatsapp a su padre que se había topado en la casa de aperos con un cazador armado y que, ante lo inesperado de la situación, le ofreció agua en un intento de ganarse su confianza. En un chat que compartía con unos amigos también contó que se había encontrado con un hombre mayor que portaba una escopeta.

Tras esos mensajes, nada se supo de David hasta que su cuerpo fue encontrado a las 8.30 horas de la mañana siguiente en el borde del camino que llevaba a la casa de aperos. Presentaba dos disparos, un primer impacto de cartuchería de postas y un segundo a bocajarro con munición de perdigones con el que fue rematado. A unos cien metros del cadáver, junto a un gran árbol, la inspección ocular de la Policía Científica reveló indicios de una posible pelea.

Polo y Romero han recordado que el inicio de la investigación fue complejísimo y que esta llegó a un callejón sin salida hasta que en abril llegaron las pruebas del laboratorio de Granada. Antes lo habían intentado todo. La escena del crimen estaba en un área remota de Los Montes a la que sólo se puede llegar si la conoces. No es una zona de senderismo, no había testigos directos, ni cámaras. Y la telefonía no era una opción, ya que es una zona muy alta en la que las antenas dan cobertura a miles y miles de teléfonos simultáneamente. A pesar de ser una zona de difícil acceso, se obtuvieron más de 60 muestras, entre ellas tres pañuelos con restos biológicos que permitieron identificar a personas que contaban con coartadas.

Las primeras gestiones se centraron en identificar y tomar declaración a todos los cazadores autorizados en los puestos de caza o aguardos de la zona, tanto actuales como de los últimos años e incluso con furtivos. Hablaron con guardeses de la zona, vecinos de las casas y diseminados colindantes, agentes forestales... Se estudió y entrevistó, a través del Registro de la Propiedad, a los propietarios actuales e históricos de las tierras donde ocurrieron los hechos. "Durante las semanas y meses siguientes al crimen, se contrastaron todas y cada una de las informaciones que aportaban los vecinos. Fueron más de sesenta declaraciones e innumerables entrevistas y buceo en registros y archivos que pudieran aportar luz sobre lo ocurrido, han explicado.