Educación

Futuros docentes llevan la teoría a la práctica en el Paulo Freire

Sesenta estudiantes del grado de Educación Primaria de la UMA aplican una metodología innovadora con tres aulas de alumnos de Infantil de este colegio público malagueño

Alumnado del grado de Educación Primaria de la UMA, durante la actividad realizado con escolares de Infantil del CEIP Paulo Freire.

Alumnado del grado de Educación Primaria de la UMA, durante la actividad realizado con escolares de Infantil del CEIP Paulo Freire. / L.O.

Que ningún alumno se quede atrás es el objetivo de las metodologías inclusivas que ya se utilizan en el CEIP Paulo Freire, al que el profesor de la UMA Enrique Sánchez ha llevado a sus estudiantes de primer curso de Educación Primaria para que «toquen la realidad» y contextualicen la teoría

Aprender teorías, por muy interesantes e innovadoras que sean, no es lo mismo que poder ver como funcionan en la práctica. Y si esa práctica se realiza en un espacio real, la experiencia es inmejorable. Sesenta estudiantes del grado de Educación Primaria de la UMA han aplicado una metodología innovadora con alumnado de Infantil de 5 años del CEIP Paulo Freire de Málaga. Una actividad con una doble finalidad pedagógica y beneficios tanto para unos como para otros.

Este colegio público del distrito Carretera de Cádiz apuesta de forma firme por metodologías inclusivas, que tienen como objetivo «que nadie se quede atrás». Una forma de enseñanza en la que se ofrece al alumno una variedad de actividades para que cada uno escoja cómo quiere trabajar y así vaya pasando por los distintos niveles del aprendizaje.

Esta filosofía encaja con lo que el profesor de la Facultad de Ciencias de la Educación Enrique Sánchez transmite a su alumnado y, por ello, ha desembocado en este proyecto de colaboración entre la UMA y el Paulo Freire. En concreto, con la participación de las docentes Desiré Gallardo, Cristina Argüelles y Mari Carmen Moyano.

En el marco de la asignatura ‘TIC aplicadas a la educación’, los alumnos de primero de Educación Primaria han llevado a la práctica el llamado ‘cuadrante de Bloom’, una herramienta pedagógica que relaciona los pasos del aprendizaje con los contenidos de cada materia. «Un método activo y de aprendizaje vivencial».

«La base son las metodologías activas y el trabajo inclusivo. Este centro tiene inquietud por la transformación y el avance hacia lo que pedagógicamente se sabe que funciona mejor», apunta Esther Ortega, directora del Paulo Freire.

La práctica se llevó a cabo el pasado 8 de mayo en el patio del colegio, donde alumnos mayores y pequeños pasaron la mañana realizando actividades en torno a la Prehistoria. Un tema presente en el currículum de Infantil de 5 años que el grupo de Ciencias de la Educación dinamizó a través de la película Los Croods’.

Es lo que en Educación se denomina una ‘situación de aprendizaje’, en la que los estudiantes de la UMA diseñaron actividades a modo de retos para los pequeños que abarcaban los distintos niveles cognitivos: recordar, entender, aplicar, analizar, evaluar y crear.

Distribuidos en grupos, las tres clases de Infantil de 5 años iban pasando por distintas ‘estaciones’ en las que los universitarios les presentaban y guiaban en las pruebas. Repasaban así lo aprendido en clase sobre la Prehistoria, desde donde vivían, qué comían o qué herramientas se utilizaban en esa época.

Y todo a través de actividades lúdicas diseñadas por los estudiantes de la UMA como juegos de memoria o desafíos de lógica, además de retos físicos.

La motivación es uno de los beneficios de esta metodología, según explica Esther Ortega: «Tienen ese ímpetu de participar con más motivación. No es una tarea tan academicista como otras, sino que es crear un aprendizaje que se manifiesta de muchas maneras».

En el CEIP Paulo Freire ya llevan tiempo trabajando con estas metodologías más activas y forman parte del programa de la Junta de Andalucía ‘Proa+ Transfórmate’.

Enrique Sánchez, con la directora y maestras del Paulo Freire.

Enrique Sánchez, con la directora y maestras del Paulo Freire. / L.O.

La coordinación, clave

Sobre el desarrollo de la actividad, Desiré Gallardo, una de las tres docentes de Infantil de 5 años, destaca la coordinación entre los alumnos de la Universidad, ya que, junto a sus compañeras, admite que al principio les impactó pensar en recibir y mezclar con los pequeños a nada menos que 60 estudiantes de la UMA.

Por otra parte, esta docente remarca cómo las actividades diseñadas por los universitarios facilitaban que cada uno aprendiera a su ritmo. «Esto es el principio de inclusión. Vamos a ver lo mismo, pero de diferentes formas. Si tú no lo has cogido a la primera, lo cogerás a la segunda y si lo has cogido, no pasa nada por verlo otra vez, así lo refuerzas», confirma el profesor y pedagogo Enrique Sánchez.

Por otra parte, esta actividad da la oportunidad a los alumnos del grado de Educación Primaria de «tocar la realidad» de un centro mucho antes que habitualmente: «Les da mucha perspectiva para contextualizar la teoría. Si no, aprenden pero sin referencia».

Por su parte, el colegio público Paulo Freire ha recibido también a estudiantes de ciclos formativos relacionados con la Educación. «Buscamos estas interacciones», dice su directora.

No obstante, recalcan que no se trata de «innovar por innovar», sino de aunar lo mejor de cada metodología, explica Desiré Gallardo. Mientras, su compañera Cristina Argüelles añade que hay que usar lo que mejor funciona tanto a cada docente como a cada niño.

Ellas están acostumbradas a ser creativas y, además, les motiva aunque suponga más trabajo. Los estudiantes de la UMA han podido comprobarlo y enriquecerse de su experiencia. Un ejemplo de como la formación universitaria puede y debe trascender las aulas de la facultad.

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