Crónicas de la ciudad

Cuidado con el freno de mano en Jardín de Málaga

El solar detrás de la parroquia de San Juan de Dios es un parking con una peligrosa inclinación cuyo uso se complementa con el de aliviadero de mascotas

Vista parcial de la explanada de Jardín de Málaga, esta semana.

Vista parcial de la explanada de Jardín de Málaga, esta semana. / María Ponce

Alfonso Vázquez

Alfonso Vázquez

El PGOU de 1997 calificaba este reducto de Ciudad Jardín como zona verde, una calificación que en el PGOU de 2011, el actual en vigencia, pasó a ser ‘espacio abierto’, que no deja de ser algo, si no idéntico, sí parecido, pues hace referencia a un área de esparcimiento y de ocio: para poner un ejemplo, con el mismo color verde claro se pintó en el PGOU en vigor tanto el jardín de los Monos en La Victoria como la plaza de la Merced.

Se trata, en suma, de un lugar en el que no caben apartamentos ni pisos de uso turístico y por tanto, de escaso interés para los fondos de inversión.

Hablamos en concreto de un viejo conocido de esta sección, un ‘descuajaringue orográfico’ en el barrio de Jardín de Málaga que básicamente sirve para dos fines muy opuestos pero a veces, complementarios: de aparcamiento y de cagadero de perros.

Otra vista de la explanada en Jardín de Málaga.

Otra vista de la explanada en Jardín de Málaga. / María Ponce

Se encuentra asomado al barrio vecino de la Alegría de la Huerta, del que le separa un desnivel y tiene al otro lado una de las calles más concurridas de Jardín de Málaga, la dedicada al personaje cervantino del Marqués de Mantua, que luego enlaza con la todavía más concurrida y principal calle Alcalde Joaquín Quiles.

En realidad, el ‘descuajaringue’ es básicamente anterior al barrio. Se trata de lo que queda de una de las suaves lomas sobre las que se han levantado los barrios de Ciudad Jardín del Camino de Casabermeja y siguientes hacia arriba.

El camino que bordea este espacio de Jardín de Málaga es un aliviadero de perros.

El camino que bordea este espacio de Jardín de Málaga es un aliviadero de perros. / María Ponce

Se ve que este espacio no cuadró o se quiso dedicar a un futuro equipamiento y quedó detenido en el tiempo. En realidad, ahora mismo es el espacio sobrante entre la parroquia de San Juan de Dios y el CEIP Alegría de la Huerta.

A pesar de que el terreno tiene una pendiente de narices, los conductores más osados aparcan casi en vertical. Confiemos en que nunca se les olvide el freno de mano y que éste aguante o el vehículo irá loma abajo tan acelerado como los deportistas en los famosos saltos de esquí de año nuevo.

En el borde de la parcela, en la calle Borde Alegre, se encuentra esta zona ajardinada por un vecino, entre la Alegría de la Huerta y Jardín de Málaga.

En el borde de la parcela, en la calle Borde Alegre, se encuentra esta zona ajardinada por un vecino, entre la Alegría de la Huerta y Jardín de Málaga. / A.V.

Bordea este aparcamiento ‘precipicio’ un camino que acoge el mencionado cagadero de perros. Ni siquiera un ‘espacio libre’ campestre como este es capaz de absorber tantos kilos de abono y como nadie los recoge, huele peor que el famoso olor a podrido de Dinamarca en ‘Hamlet’.

Curiosamente, el único signo de civilización de este espacio sin ley, en el que también crecen altivos ailantos de solar, está al final, en la calle Borde Alegre, donde como contó este diario, un vecino ha ajardinado un ‘borde’ de la parcela con imaginación y tesón.                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                         

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