Los Dólmenes de Antequera, Patrimonio de la Humanidad, están un poco más cerca de tener su propio museo. Un edificio que lleva a los pies del monumento más de veinte años y que en su origen la Junta de Andalucía había construido para albergar en él un centro de interpretación de megalitos.

Las obras de adaptación ya han comenzado y el primer paso será destruir parte de la cubierta que aún sigue en pie, uno de los requisitos fundamentales del informe del Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (ICOMOS) que advirtió de que el edificio supone un importante impacto visual en el espacio que puede verse desde el Dólmen de Menga.

La Junta espera que la apertura del museo reparta mejor a los visitantes por el Conjunto Arqueológico, cuyo aforo, como reconoció el consejero de Cultura, Miguel Ángel Vázquez, «es limitado». Solo en 2017 más de 212.000 personas se acercaron para conocer los megalitos antequeranos, un 33,57 por ciento del total de turistas que llegaron a Antequera ese año.

El pasado jueves comenzaron las intervenciones en la primera planta circular que se puede ver aún hoy y que desaparecerá, igual que la hilera de arcos del acceso proyectado en su día y la gran rampa del lado norte.

En concreto se eliminará el 36% del volumen que hay construido. «El objetivo es dejar que el futuro museo sea absolutamente respetuoso con el paisaje y que responda con todas las expectativas e indicaciones que nos ha marcado la Unesco», dijo el consejero de Cultura, Miguel Ángel Vázquez.

A pesar de todo, el futuro museo no estará listo hasta dentro de casi dos años y medio. De este modo, continuarán las obras durante el nuevo examen que el ente internacional tiene previsto hacer a la ciudad en 2019. «Estamos convencidos de que el organismo internacional va refrendar las actuaciones realizadas por parte de la Administración andaluza en el conjunto arqueológico antequerano», dijo el consejero.

Solo en esta primera fase de obra, en la que exclusivamente se hará la rehabilitación del actual inmueble, se destinarán 4,5 millones de euros. Lo más importante para ICOMOS era la integración del edificio en el paisaje y que no entorpeciera las vistas hacia la Peña de los Enamorados, uno de los enclaves naturales que también conforman el Sitio de los Dólmenes, junto al Torcal.

«El cambio estético del actual edificio será notable no sólo por la reducción de su volumen, sino también por el proyecto de paisajismo vegetal que lleva anexo, que incluye la plantación de nuevos ejemplares alrededor del inmueble y la instalación de unas cubiertas vegetales en el techo, que le dará un color verde homogéneo a la cubierta», detalló Vázquez.

En una segunda fase, y con una nueva inversión de más de 2,2 millones de euros, está previsto desarrollar la musealización del espacio que contará con una gran sala de exposiciones, una zona dedicada a la interpretación del territorio, un aula de formación y una tienda. Y un espacio donde se promoverá la investigación arqueológica. Todo ellos reduciendo el coste energético y de mantenimiento del museo.