Tradición

Los rondeles alumbran Casarabonela

Los vecinos de este pueblo del Valle del Guadalhorce se echaron ayer a la calle para vivir una de sus fiestas más señeras: la de los Rondeles, declarada de Interés Turístico Nacional de Andalucía, mezcla de tradición y fervor popular. El pueblo entero se echó a la calle para acompañar a la Divina Pastora a la luz de los capachos prendidos por las calles del municipio

Casarabonela vivió este lunes noche su tradicional Fiesta de los Rondeles, declarada desde 2001 de Interés Turístico Nacional de Andalucía. Los vecinos del pueblo entero y decenas de personas llegadas de los alrededores vivieron una de las noches más mágicas de este municipio del Valle del Guadalhorce, de más de 2.500 habitantes, que cumplió un año más con una tradición de hace más de dos siglos.

Se tiene constancia de que ya en el siglo XVIII, los molineros de Casarabonela sacaban en procesión a la Divina Pastora para agradecerle la cosecha. Y lo hacían como en ninguna otra parte del mundo: año tras año, todos los 12 de diciembre, la víspera de Santa Lucía, ya fuera festivo o laborable, como este lunes, los molineros se reunían en torno a la Virgen y encendían sus capachos de esparto, los mismos con los que molturaban las aceitunas, para alumbrar a la madre de Dios en su recorrido por las calles del pueblo. 

La tradición se ha mantenido durante siglos con algunos cambios. Ahora, por ejemplo, los capachos se llevan enrollados con más material para que permanezcan encendidos durante todo el recorrido. «Hoy, cada vez son más frecuentes los capachos acrílicos, de plástico, pero la Asociación de Amigos de los Rondeles se hace con los capachos de esparto necesarios para mantener la tradición», explica con pasión el alcalde, Antonio Campos.

Casarabonela celebra su tradicional Fiesta de los Rondeles

Casarabonela celebra su tradicional Fiesta de los Rondeles / Álex Zea

Oscuridad y fuego

Y es que el pueblo se queda a oscuras cuando salen los rondeles encendidos desde la iglesia de la Veracruz, una vez que el fuego y los rondeles ha sido bendecidos por el párroco del pueblo, este lunes por el padre José Luis Bellón Márquez.

Tras el toque de honor de Francisco Florido Macías ‘Pacurri’, el trono de la Divina Pastora recorrió las sinuosas calles del pueblo precedida por la lumbre de unos 40 rondeles, que prácticamente heredan la tradición de padres a hijos y la mantienen de por vida. 

Francisco Florido Macías ‘Pacurri’ dio el toque de honor y Pedro de Canija le cantó a la Divina Pastora en la iglesia de Santiago

La Divina Pastora estuvo acompañada de la pastoral de Juan Antonio Trujillo (infantil) y la de Pedro Florido Macías (adultos), que entonaron villancicos a los sones de instrumentos hechos a mano en el pueblo, como la castañuela morisca, única de Casarabonela; el bombo, hecho con pitón de palmito, que en otros lugares es la típica zambomba; o la sonaja, que en otros lugares son panderetas; además, del triángulo, el almirez y la botella.

La procesión discurrió hasta la plaza del pueblo y de allí hasta la iglesia de Santiago Apóstol, donde el cantaor local Pedro de Canija le cantó una salve y las pastorales, villancicos.

Terminado el acto, tocaba reponer fuerzas y sobre las once y media de la noche, el Ayuntamiento de Casarabonela agasajó a vecinos y visitantes con una degustación gratuita de buñuelos, tostones con aceite y ajo de esta temporada, y chocolate caliente, a la que siguieron más y más villancicos hasta bien entrada la noche.  

«Este año la cosecha ha sido menor debido a la sequía pero por eso mismo la calidad de la aceituna es excelente», comenta Antonio Campos, con la misma pasión con la que cada año los vecinos de Casarabonela y los amigos de los rondeles viven esta fiesta milenaria, única en el mundo.