En apenas dos semanas, True Blood aterrizará en Netflix. ¿No hay algo raro en esto? Sí, sí. Es True Blood, una de las series que durante unos cuantos años fue bandera de HBO. Puede que no fuera Los Soprano o The Wire pero era una serie con el ADN de HBO tan metido en su sangre como las otras. Y ahora se va a la competencia.

El creador de True Blood, Alan Ball, había sido artífice de otros de los grandes éxitos de HBO, A dos metros bajo tierra, la serie que para muchos tiene el final más perfecto de la historia. Un cierre tan magistral que con el que el showrunner parecía tener carta blanca para hacer lo que quisiera. Y lo que quiso fue True Blood. Una serie en la que daba un puñetazo encima de la mesa contra todos los clichés que estaba asentando la saga Crupúsculo en el género vampírico y que no tuvo un final tan perfecto como el de su predecesora. Durante sus primeras temporadas llegó a ser una de las series más vistas de HBO.

Había algo de X-Men en su trama y no sólo porque la protagonista fuera Anna Paquin, que interpretó a otra de las principales superheroínas de los mutantes de Marvel. Era un mundo en que los vampiros habían salido del armario, o del ataúd y trataban de llevar una coexistencia pacífica con los humanos en algún pueblucho del sur de los Estados Unidos. Los capítulos fueron derivando hacia tramas cada vez más mamarrachas que hicieron que sus legiones de seguidores cada vez fueran menores. De hombres lobo a brujas, hasta que terminó marchándose por la puerta de atrás, sin que muchos recuerden a día de hoy cómo terminaba la cosa. Quizá tuviera algo que ver el que Alan Ball se fuera dos temporadas antes del final de la serie. Se dice que se está preparando un relanzamiento, pero también se dice lo mismo de la propia A dos metros bajo tierra. El hecho que es que ahora, diez años después del final, la serie llega al completo a Netflix a partir del 1 de octubre.

No es el primer título de HBO que se va a mudar a la gran N. Estas semanas pasadas ya han desembarcado otras series como Ballers o Insecure. Curiosamente, con su aparición en el catálogo se vieron encumbradas al top ten de lo más visto de la plataforma. Y seguro que en cuanto True Blood llegue, lo hará también. A pesar de que hace casi diez años que terminó, habrá quien aproveche ahora para vérsela de principio a final. Tampoco es la única incorporación a la oferta de su catálogo procedente de la HBO. Llegan otras producciones también muy de esa casa como la serie bélica Band of Brothers (la coproducción de Steven Spielberg y Tom Hanks aprovechando el éxito que tuvo Salvar al soldado Ryan) y su secuela The Pacific. Para quienes tengan cierta edad puede que la jugada no les suene tan raro, porque la mayor parte de esas series en España se vieron en su día a través de Movistar, cuando HBO todavía no existía como tal en España.

Esta exportación de series viene derivada de la convulsa situación en las plataformas de streaming, donde los números no cuadran y hay que ajustar gastos. Una de las vías elegidas por HBO fue la de eliminar series de su catálogo, aunque fueran de producción propia. Muchos de esos títulos desaparecieron de la noche a la mañana, como si estuviéramos en el día de la marcha repentina de The Leftovers. Eran series que no estaban entre lo más visto de la plataforma y para las que tenerlas en el catálogo suponía gastos para la plataforma. La jugada consistió en tratar de convertir gastos en ingresos y lo que se hacía era retirar esa serie para alquilar los derechos a otra plataforma de la competencia.

Buena parte del catálogo europeo de HBO, que fue fulminado en cuanto llegaron los contables con las tijeras, ha acabado en la nueva Skyshowtime. Curiosamente algunas de ellas, sin tener la segunda temporada estrenada y ya rodada y que ha sido traspasada también. Es lo ocurrido por ejemplo con la española XHOXB que narraba las andanzas de dos chonis de Parla en el barrio de Malasaña de Madrid. Más desconcertante fue el caso de Westworld, la serie que lo iba a ser todo tras ser elegida como la sucesora de Juego de Tronos y que ha acabado siendo cancelada a una temporada de completar la historia que nos querían contar Jonathan Nolan y Lisa Joy. No sólo es que fuera cancelada. Es que ya no está en HBO. Parece que se va a vender a otra plataforma para que se vea allí, pero hoy por hoy esta serie no está disponible en España.

Las series de HBO que ahora llegan a Netflix de momento parece que no van a desaparecer del catálogo y van a poder verse también en la plataforma que las vio nacer. La jugada me parece extraña porque esos títulos de producción propia son precisamente los que marcaban las señas de identidad de la casa. Es como vender un poco de tu esencia. Se ha abierto una puerta con la que puede que un día lo que se venda a otras plataformas no sean saldos, sino pesos pesados como la propia Juego de Tronos o la misma Succession. Las series que ahora se venden lo fueron. Puede que los días en que sólo se podía ver Stranger Things en Netflix o The White Lotus en HBO estén quedando atrás.

Y eso que tenemos experiencias recientes en que esas empresas que vendían derechos de sus títulos emblemáticos acababan perdiendo un poco de control de sus creaciones. La propia Marvel ya lo sufrió con la venta a la Fox de la franquicia X-Men y a Sony de Spiderman cuando todavía no había empezado a crear su enorme emporio cinematográfico. A la Fox la acabó comprando y con Sony no puede, por lo que ambas empresas se están viendo obligadas a entenderse para seguir forrándose con el lanzarredes.

Otros ejemplos los tenemos con la propia Netflix, que tenía que estrenar en España casi un año después las temporadas de títulos propios como House of Cards o Orange is the new black porque esos derechos los había vendido a Movistar. La cosa se está desnaturalizando tanto que HBO ni siquiera se va a llamar así, sino Max. Y con todo este mercadeo de derechos no dejo de preguntarme si lo que de verdad no se estará haciendo es abrir la puerta a futuras fusiones después de que el mercado haya tocado techo y parece que no hay sitio para tantas plataformas.