El pasado 4 de febrero cumplió nuestra artista más potente 63 esplendidos años, posiblemente como suele ser regular, veremos a una exestrella mundial, aunque alguno le entre la risa, pues paseando sus perros por el Paseo de la Farola, sonriendo amablamente a los fotógrafos que es lo mismo que sonreír a su público y a Málaga.

Lo que resulta extraño es que a pesar del éxito que tuvo mi solicitud de un monumento en Málaga a su persona y que el alcalde de nuestra ciudad prometió que era de ley , que su trabajo, que la fuerza de su personalidad, que su adoración por Málaga y sobre todo su orgullo de su pueblo, sus gentes, y su cultura, filosofía de sus paisanas/os... y que la única duda que tenía es que si el monumento era de su etapa de niña o como mujer, han pasados los años y sus admiradores estamos esperando con ilusión que Pepa pertenezca al paisaje de Málaga.

Pienso que no es debido a la tan cacareada crisis. A la vista está que se pone gente que ni los malagueños sabemos quién son, solamente que visten sótanas.

Y no lo digo por alagar a nuestra Pepa, todo lo contrario, ella me dijo, muy humilde, que piensa de verdad que no se lo merece y ella tiene muy seguro que lo que le hace feliz es ser una malagueña.

En esa decisión no tiene nada que ver el rencor, todo lo contrario, es que ella siempre quiso ser lo que lo que es hoy, Pepita Flores González,una malagueña anónima más y no Marisol.

Pero sus admiradores queremos agradecerle la felicidad que nos produjo con su arte.

Es curioso que la primera calle se la pusieron en Rincón de la Victoria y que existe el proyecto de levantar un monumento de ella en el paseo marítimo como homenaje a los marineros. No olvidemos Háblame marinero que fue un éxito hasta Rusia. Sólo están esperando su consentimiento y que el proyecto sea aprobado por el pleno del Ayuntamiento.