El gran día que aguardaba el baloncesto español llegó ayer. Todas las partes implicadas, desde la patronal al sindicato de jugadores, con la mediación de la Federación Española y el Consejo Superior de Deportes, se dieron por fin la mano. La Liga ACB ya tiene un marco de contratación fijado para la próxima temporada. Muy parecido al de este año. La figura de español seleccionable será sustituida por la de jugador de formación, después de que la Comisión Europea considerase que la imposición de los cupos de nacionalidad vulneraban el ordenamiento jurídico comunitario al limitar la libertad de circulación de trabajadores y ciudadanos del espacio europeo.

El nuevo convenio se ha suscrito por cuatro años, con lo que aporta un poso de tranquilidad en el futuro. El Unicaja acabó la Liga el 21 de mayo y, dos meses después, conoce por fin las reglas del juego en las que se moverá el mercado a partir de ahora. Y esa utilísima herramienta –más vale tarde que nunca– le servirá para iniciar la tan ansiada «Operación Salida». El club ha parado cualquier nueva contratación hasta dar salida al excedente de jugadores y nóminas que tiene en vigor para el próximo curso: Rafa Freire, Miki Servera, Hrvoje Peric, Guille Rubio y Paulao Prestes. Todo un quinteto. Una masa salarial que sobrepasa, con creces, el millón de euros, y a la que debe hacer frente el club. Pero el cuerpo técnico, con Chus Mateo a la cabeza, no cuenta con ninguno de ellos. Algunos deben continuar su progresión fuera de Málaga. Con otros, como Rubio, simplemente no se cuenta. Así que hay que ceder, traspasar o rescindir contratos. Se espera que a coste cero. Será difícil. O imposible. Porque el mundo del baloncesto está tieso. Como todos.

Claro que ahora se ha abierto la veda. La confirmación del nuevo sistema de cupos abrirá de par en par un mercado que ha estado inmóvil todo este tiempo. Y es de esperar que a partir de ahora y durante las próximas semanas, estos jugadores comiencen a salir del club. Ya lo hicieron, con más o menos dolor, Printezis y McIntyre –a los que hubo que indemnizar–, y también, porque acababan contrato, tomaron la puerta de salida Roderick Blakney, Carlos Jiménez, Pablo Almazán, Jorge Garbajosa, Robert Archibald, Piwi García y el joven internacional sub´20 Lorenzo. ¡Toda una plantilla! Pues a pesar de ese amplísimo listado, aún hay un quinteto, con contrato en vigor, al que hay que «colocar». De la pericia negociadora del presidente, Eduardo García, y de la dirección deportiva, en manos de Manolo Rubia, dependerá ahora el asunto. El problema es que el club ha bloqueado el capítulo de llegadas. Y se han quedado por el camino jugadores atractivos, con los que se había llegado a buenos entendimientos, y que se han comprometido con otros clubes por falta de decisión propia. Son los casos de Wallace (Barça, siempre que obtenga pasaporte comunitario) o Caner-Medley (Power). Que sus casos sean sólo dos ejemplos pasados que no se repitan.