A finales del año 2004 se inauguraba una nueva galería de arte contemporáneo en la ciudad. A todos nos sorprendió bastante; primero, porque en Málaga no se suelen abrir muchos negocios como éste pero, sobre todo, porque era la primera que lo hacía en uno de los polígonos industriales de las afueras, concretamente el de Santa Bárbara. Hasta ese momento, en el imaginario común existía la certeza de que los espacios para el arte tan sólo funcionan en los centros urbanos, pero el equipo integrante de la Galería Gacma, con Cecilio Rodríguez a la cabeza, nos ha demostrado que es posible sobrevivir en este entorno, con visos de excelencia y con una clara apuesta por la calidad y la modernidad.

La comúnmente llamada «galería del polígono» ha desarrollado una creciente labor de producción y difusión de lo más actual del movimiento contemporáneo, a pesar de que no son buenos momentos para el negocio. Desde sus primeros pasos, su interés ha sido trabajar y difundir proyectos de artistas de cierta repercusión internacional; por eso han recibido en numerosas ocasiones la visita de personalidades de la crítica y el arte. En su haber destaca haber trabajado con figuras como Arnulf Rainer, Jannis Kounellis, Guy Limone o Hye Rim.

Uno de los proyectos más interesantes que han llevado a cabo lo diseñaron en colaboración con la Universidad de Málaga, y en un formato de conversación con los artistas. Muchos universitarios malagueños pudieron disfrutar de la presencia de importantes artistas como Alberto García Alix, Chema Madoz, Carmen Calvo o Pilar Albarracín.

La crisis ha dado de lleno en el sector cultural y ha sido especialmente duro con el mercado del arte. Es evidente que en época de crisis, el arte es tan solo un bien de consumo al alcance de muy pocos coleccionistas. Por este motivo, el ritmo de inauguración de sus exposiciones ha decrecido en los últimos años y últimamente suelen emplazar a cada cinco meses el comienzo de nuevas muestras. Para el mes de septiembre pretenden arrancar de nuevo con un plato fuerte, trayendo a Málaga una muestra del artista húngaro Victor Vasarely, considerado uno de los padres del op art, movimiento pictórico que bucea en la mirada activa del espectador, consistente en transmitir, a través de la propia obra, movimiento, ilusión y hasta vibración.

Buscando nuevas líneas de negocio que permitan salvar el temporal, el equipo de Gacma, en el que se encuentra la bella y conocida gestora cultural Antonella Montinaro, se ha lanzado desde hace unos tres años a la producción de exposiciones propias y a la itinerancia de otras por distintos centros y salas de exposiciones de todo el país. Ejemplo de esto, es la propia muestra sobre David Lynch que, además de haber sido expuesta en el Centro Cultural Provincial de Ollerías, se inauguró en el Palacio de Carlos V de Granada, actualmente en la Universidad de La Coruña.

Otra de las exposiciones de producción propia que están moviendo por todo el país es This is Japan, que actualmente se encuentra en Zaragoza; una gran muestra que reúne más de 120 piezas de catorce artistas japoneses, entre los que destacan figuras como Yoshitomo Nara, Mahomi Kunikata, Mika Murakami o Sosaku Miyazaki. Esta exposición pone de relieve el trabajo de distintos creadores influidos por la estética Kawaii, el manga o el anime, el arte pop o el street art. Sería más que deseable que tuviésemos la oportunidad de verla en Málaga, sabiendo que la producción es cien por cien de aquí. No es para nada fácil comisariar una exposición de este tipo, con tal magnitud de artistas y de obras pero, sobre todo, con la dificultad añadida del idioma, además de consabidos problemas de interpretación que a menudo suelen surgir.

No sólo se han dejado la piel en diseñar muestras de producción propia sino que además se han encargado de itinerar distintas exposiciones, como la de la Colección de Arte Contemporáneo de la Fundación ONCE.

Toda esta intensa actividad ha hecho que Gacma sea más que una galería de arte; más bien se antoja como un centro de exhibición, gestión y diseño cultural, propio de los nuevos tiempos. Entre sus proyectos de futuro, la puesta en marcha en el centro de la ciudad de un club musical donde se disfrute de la música independiente hasta altas horas de la noche, una propuesta hasta ahora inexistente. Mientras, demuestran que el binomio arte y negocio es una dura y diaria tarea no exenta de complicaciones pero, a su vez, extremadamente reconfortante.