Llega otro resultado absolutamente desfavorable para el PSOE malagueño después de la debacle este mismo año en las elecciones municipales y con el precedente de las generales de 2008, en las que perdieron 17.000 votos y un escaño que se llevó el PP. Málaga fue, junto con Cádiz, la única provincia andaluza en la que el PSOE perdió un diputado. Desde entonces este partido ha viajado con la ruedas pinchadas, dirigido por Heredia y Conejo, una pareja que no pasará a la historia por haber reflotado a su partido.

Contra el desastre, argumentarán que les ha arrollado la crisis. Es cierto que cualquier candidato del PP hubiese arrasado igualmente. Esta visto que la campaña electoral ha sido de escasa utilidad para los socialistas porque tiene difícil explicación que su máximo adversario político, el PP, alcance la mayoría absoluta sin haber revelado qué es lo que va a hacer a partir del día 21, cuáles son sus soluciones, su programa. Sin embargo, las elecciones han evidenciado que el desencanto con el PSOE es tremendo y que la mayoría de los españoles estaban esperanzados en que el PP tenga a partir de hoy el suficiente tino para sacar al país del estado de emergencia máxima en el que se encuentra.

Una primera lectura de los resultados indica que la crisis y el paro, en contra de lo pronosticado, no han generado un nivel exagerado de abstención y que el voto de izquierdas, fragmentado, ha castigado al PSOE depositando su confianza en IU y buscando otras opciones, algunas minoritarias y otras como el PP, una apuesta segura ya que partía como claro ganador.

Los resultados de las urnas también colocan en una encrucijada al socialismo andaluz, que baja de los 36 diputados a los 25. Un resultado que consolida al PP como primera fuerza pero que no logra dar el vuelco decisivo que preveía. El PSOE resiste en provincias como Sevilla, Jaén o Córdoba. Menos de diez puntos de desventaja puede antojarse una diferencia salvable para los comicios de primavera.

Desde hoy mismo el PSOE-A deberá decidir si trabaja unido para presentar batalla en las elecciones autonómicas de marzo o si se lanza al navajeo cainita anticipando congresos provincia a provincia. Este sería, sin duda, el camino más seguro al suicidio electoral.

En Málaga es muy dudoso que el PSOE siga siendo una balsa de aceite, como siempre ha mantenido su secretario general, Miguel Ángel Heredia. A pesar de las circunstancias, es grave el retroceso electoral que ha sufrido y previsiblemente comenzarán a moverse grupos internos que han estado esperando su turno y que cuestionan desde hace tiempo la gestión de la actual dirección del partido.

Los demás han crecido a costa del PSOE. El deseo de castigar la gestión socialista ha propiciado que el PP haya obtenido los mejores resultados de su historia en Málaga en unas generales, seis de los diez diputados en juego. Otro de los grandes beneficiarios ha sido IU, que después de siete años recupera su escaño en el Congreso.