Por razones de paisanaje, tengo tantos deseos de que Luis Enrique triunfe en el Barça que, por mucho que me cueste, casi estaría dispuesto a cambiar otra vez de camiseta, si sirviera de algo. Pero tengo que decir que me asustan las expectativas milagreras que, lo quiera él o no, se están creando sobre sus dones. El mayor problema en una carrera son siempre las expectativas, ya sea por defecto, ya por exceso. Conocí hace mucho a un fotógrafo aficionado, algo intelectual, que se pasaba el día dando explicaciones sobre su técnica a un viejo fotógrafo de prensa, fajado en la puta calle. Este le contestaba siempre lo mismo, tu tráeme fotografías. En el fútbol las fotografías son los partidos, los goles y los resultados en la tabla, no la pizarra, los mensajes y las declaraciones. Una vez firmado contrato, hubiera sido mejor bajar a la humildad, para crecer a partir de ella, foto a foto.