Aunque en el fondo por ahora todo vaya de verbo y encuestas, o sea de bla, bla, bla, está escrito que en el principio era el verbo. ¿Podrá Podemos? Puede que sí, puede que no, pero su asunto era recuperar la autoestima, en primera persona plural del presente de indicativo. Una vez recuperada la autoestima, el alter ego que Podemos se ha inventado para Madrid, en imperativo, añade un factor de voluntad: Ganemos (versión íntima en subjuntivo: puede que ganemos). ¿Qué hacen los partidos institucionales mientras tanto, cargando con sus inapetentes siglas de siempre, que cada día se vuelven fardos más pesados?, ¿nadie les aconseja innovar la onomástica? Ya se que no es fácil, pero hay público para todo. La cuestión está en que el rótulo denote algo del producto. Si el que aún no está (Podemos) pregona que puede, el PSOE por su parte podría llamarse Estamos. Al PP le quedaría Sigamos.