La construcción del metro en superficie hasta el Hospital Civil se ha convertido en una batalla entre un grupo de vecinos y la Junta de Andalucía, que recibe el apoyo tibio y dudoso del Ayuntamiento de Málaga, pese a que se juega mucho dinero y prestigio de la ciudad como lugar para invertir. El núcleo del problema está en la negativa de muchos vecinos a aceptar este proyecto, ni siquiera a debatirlo o escuchar las razones a su favor. Esta actitud y todas las declaraciones en contra del alcalde durante los últimos dos años (aunque en las últimas tres semanas se haya moderado) han dado alas a este enfrentamiento.

La Junta de Andalucía tiene un problema, no irresoluble, pero sí complicado. Ha perdido el tiempo durante meses para hacer pedagogía entre los vecinos en favor de este medio de transporte. Ahora el problema parece enquistado. Sin embargo, la reflexión sigue siendo necesaria en este asunto. Y sobre todo ser consciente de lo que hablamos. Es un proyecto de la ciudad, no de un barrio, con lo que habría que preguntar al vecino de la Carretera de Cádiz si quiere un metro que llegue al Hospital Civil o al Materno. También al estudiante de la Universidad que vive cerca y que puede llegar al campus universitario sin atascos ni agobios. O al malagueño medio sobre si prefiere financiar con sus impuestos la opción más barata de un metro en superficie (que no tiene nada que ver con el antiguo tranvía que había en Málaga) o la más cara de hacerlo bajo tierra. O no hacerlo, afrontando los sobrecostes por llevar menos pasajeros y perder la financiación del BEI.

Decir «No» por sistema al tranvía o metro en superficie es hacerle un flaco favor a la ciudad. Al menos, que se diga con argumentos sólidos y contrastados, porque me da que muchas de las ideas que se han transmitido a los vecinos de la zona han sido manipuladas intencionadamente para hacerle la cama a la Junta de Andalucía. Un truco propio de la lucha política, pero que tiene poco que ver con el bien de la ciudad. Esto no quita que el metro sea un proyecto caro y mal concebido en el inicio, pero ahora se trata de hacer el mejor (y más barato) metro posible.