Los idus, en el anuario romano, eran una de las tres fechas claves de cada mes junto con las calendas y las nonas. Las calendas correspondían al alba 1 de cada mensualidad; los idus estaban fijados en el día 13 o 15 (en los meses largos: marzo, mayo, julio y octubre) y las nonas se marcaban en la quinta o séptima jornada antes de los idus.

La denominación de los «idus de marzo» -dedicado al dios de la guerra, Marte- viene establecida por la efeméride circunscrita al día 15 de marzo del año 44 a. C. cuando Julio César es asesinado a pesar de haber sido prevenido por un augur de una conjura para su ejecución. En la antigüedad, estas datas estaban relacionadas con buenos augurios, portadoras de apacibles noticias; pero a partir de ese magnicidio, los idus de marzo son considerados como un tiempo pernicioso. El mismo Shakespeare en 1599 hizo afamada la frase: «¡Cuídate de los idus de marzo!» por medio de su tragedia Julio César, en la cual recreaba el complot que terminó con el crimen del dignatario.

En estos idus de marzo malagueños, el alcalde de Málaga ha vuelto a reiterar, después de su comentario la semana pasada sobre el período de meditación que está albergando al respecto de su presentación, de nuevo, como candidato a la alcaldía: «que por mi parte y estoy seguro que por la parte de Elías Bendodo será lo que mejor veamos para el interés de Málaga. Hasta ahora lo dicho es válido», ha declarado.

Si hace pocos días el presidente de la Diputación dijo tener el «aval» del regidor para ser aspirante al Consistorio, el sempiterno titubeo de De la Torre parece reabrir el enrejado de la incertidumbre sobre el futurible corregidor. Habrá que esperar a la próxima primavera (2018) para aclarar -entre argumentos y contra consideraciones- esta mayúscula incógnita. ¡Cuídense de los idus de marzo!