Málaga es tierra de acogida, lo lleva en su esencia, en sus emblemas e históricamente. No recuerdo si desde la llegada de la democracia, tras la oprobiosa, hubo algún cunero (a) en las listas electorales, desde las primeras celebradas en junio de 1977 cuando nos dimos el festín de las urnas, tras cuarenta años a pan y agua, y, a veces, ni tan siquiera a ello. No hay nada peor que vivir en las cavernas y sin libertad. Para las elecciones autonómicas por venir (noviembre) ya tenemos una cunera de nombre Teresa Rodríguez, gaditana salerosa y talentosa y más dura que el pedernal con su consabida estrategia de transitar por los intransigentes derroteros de la militancia activa anticapitalista y antisistema. Le ganó el pulso, ahí es nada, a Pablo Iglesias y al meloso Echenique, les cortó el resuello en Despeñaperros (de aquí para abajo mando yo), le comió el tarro al líder de izquierda Unida, Antonio Maillo y, después de madurar y sopesar encuestas y cocinarlas con anteriores resultados la varita mágica le indicaba que su grupo de izquierdas, ahora llamado «Andalucía adelante», podía mantener los tres diputados que tuvieron o, en el peor de los casos, perder uno. O sea, Teresa Rodríguez saldrá y seguirá siendo el azote dialéctico de Susana Díaz y la presidenta andaluza dispondrá, en la próxima legislatura, del pimpampum personal que le viene tan bien para mantener las endorfinas y neuronas a pleno rendimiento. A un destacado miembro del Gobierno andaluz le oí decir que si Teresa Rodríguez no existiera habría que buscar un doble por el bien dialéctico y político de Susana Díaz. Es posible.

Ya tiene oponente Losé Luis Ruiz Espejo, el socialista tranquilo, placeado por toda la provincia, de fuertes y rotundas convicciones de político de izquierdas, cercano a los ciudadanos y conocedor de los problemas y aspiraciones como nadie de todos y cada uno de los 103 municipios de la provincia de Málaga. Teresa Rodríguez va a requerir y poner en marcha un cursillo especial y raudo de qué problemas se cuecen y qué soluciones aporta. Tres en uno. Bien es verdad que el catón de Podemos Andalucía es sota, caballo y rey. O sea, moverme en lo genérico para no pillarme los dedos. Un posible cara a cara con Ruiz Espejo podrá ser antológico. Porque, además, la gaditana, con su decisión, ha levantado ampollas en algunos militantes de Podemos Málaga, que llevan años currándose un lugar al sol y habituales degustadores de marrones, hablando en términos políticos. Las confluencias arrastran estos problemas (Equo, se lo piensa) y en el seno del histórico Podemos de Málaga no todo son rosas y gracietas.

La campaña electoral de Málaga será para seguirla a pie de obra (Yo lo haré con permiso de este periódico y de mi director Moncho Mendaza) porque si ya la izquierda dará cancha suficiente para pasarlo en grande hay que imaginarse al otro lado a Moreno Bonilla, el líder andaluz del PP, procurando sacar cuello (Moreno debería aprender de Paco de la Torre, especialista en estos menesteres) y buscando titulares como agua de mayo (de noviembre). Ahora, además, en el argumentario del PP se fija que las intervenciones deben ser de frases cortas, cortantes, secas, yendo a la yugular del adversario; que no duren más de minuto, que busquen el titular y a otra cosa mariposa. Ruiz Espejo, al que he visto mitinear con fuerza y convicción, tendrá que aprender a manejar la ametralladora dialéctica, con certeros disparos a la línea de flotación de sus oponentes si quiere revalidar (o subir) resultados.

Y en medio, como siempre, Ciudadanos, ni chicha ni limoná, pero ahí tenemos al avezado encestador de nombre José Imbroda, nuevo en esta cancha y que será digno de ver en mitin con su jefe de filas, Juan Marín. Les aseguro que el muermo puede ser de órdago, aunque ya vendrá la autosuficiente Inés Arrimadas para calentar al personal.

Lo dicho, a los que nos gusta la política, en Málaga nos esperan quince días de campaña electoral que será como un master presencial y no como los de Cifuentes, Casado y Mochón.

Dicho lo cual, como en los toros, que Dios reparte suerte o como decía mi padre, con su pan se lo coman. Daremos fe y levantaremos acta. Más dura que el pedernal.