No quieren ser el tonto útil, ni que le ninguneen; quieren estar en el meollo de la negociación que PP y Ciudadanos llevan para gobernar en San Telmo y echar a Susana Díaz. Serrano de Vox Andalucía ha levantado la voz, pero sobre todo su líder nacional, Santiago Abascal. Santiago y cierra España. Dicho de otra manera, quieren tener voz y voto en la Cámara andaluza, quieren cerrar un programa de investidura y quieren firmar compromisos de gobierno con la coalición derechas que están cada vez más cerca del poder en nuestra tierra. Más derecha, en este caso, extrema derecha que, como tengo dicho, nos lleva a la Edad Media con algunas de sus propuestas, sobre todo en lo que se refiere a la mujer y política de género. Sólo les falta que el macho alfa pueda ejercer el derecho de pernada. Eso no le importa a Casado, que tiene dicho que conquistar el poder en Andalucía no sólo es irrenunciable sino que es el camino para llegar a La Moncloa. Tan importante es esto para Casado que no le importará tragarse cada mañana un sapo. Moreno Bonilla asiente y calla.

El PP y Ciudadanos han querido dar a entender que el pacto de Gobierno es a dos, o sea, ellos solos y que luego Vox les dé el voto. No será así porque su voto es decisivo y todo voto tiene un precio, lo quiera o no Moreno Bonilla que representa un partido que, pese a su creciente 'aznarización' quiere aparecer ante la opinión pública como no contaminados por la extrema derecha. El acuerdo a que lleguen no será a dos sino a tres porque sólo de esta manera podrán sacar a los socialistas del poder que es, en definitiva, lo que la derecha quiere pese a que el PSOE fue el ganador de las elecciones, con derecho de Susana Díaz a intentar formar gobierno. Díaz sabe que su destino es liderar la oposición porque no se espera que la fortaleza de quienes quieren echarla del poder se resquebraje.

Que tenga voz y voto en la Cámara andaluza el partido de Abascal no es cosa baladí porque es donde se diseña y se trazan estrategias legislativas. Y de los siete representantes en la Cámara, la derecha, con Vox, tendría la mayoría. Es cierto que Vox ha dicho no querer entrar en el Gobierno pero intuyo que pedirá presidir algunas de las comisiones de la Cámara andaluza en la que pueda dar visibilidad a su política. Vox sabe, además, que en las elecciones por venir será de nuevo pieza deseada para que las derechas ganen.

Y es aquí donde se abre una nueva partida de ajedrez que se ha iniciado con el cambio de estrategia de Pedro Sánchez sobre Cataluña. Mantiene el diálogo con la boca chica, pero ha dicho que no pasará ni una a Torra y a sus acólitos. Tanto en la reunión parlamentaria de los diputados socialistas como en el Comité director del PSOE andaluz ha quedado claro y manifiesto que una de las causas de que el PSOE no llegara a motivar a los que se quedaron en casa fue por la política del Gobierno central hacia Cataluña. En Andalucía los socialistas han pagado la errática política de Sánchez sobre la Generalitat. Y en la sombra, la amenaza de Vox, la formación de extrema derecha que logró conectar con un votante conservador que ve amenazas, unas reales y otras adobadas por mentiras, como es la unidad del país, la inmigración, la falta de seguridad y la dificultad para llegar a finales de mes. Este auge de la extrema derecha es, en definitiva, un claro síntoma del malestar ciudadano. Los socialistas andaluces han pagado la política de ibuprofeno hacia Cataluña, tal y como ha definido el ministro Borrell.

Y en la estrategia de la derecha, como se puso de manifiesto en el Congreso de los Diputados el pasado miércoles en la sesión de control al Gobierno, no van dejar pasar ni una a los socialistas. Atacar sin piedad a Pedro Sánchez será, a partir de ahora, el día a día de Casado y Rivera. En Andalucía, Susana Díaz, ya lo sufrió. Y por Cataluña.

Termino con una excelente noticia: Unicaja Banco y Liberbank estudian unir sus fuerzas para situarse en el sexto nivel en capital. Tanto una entidad como otra saben que ir por libre estaba bajo la amenaza de ser devorados por los más grandes y poderosos. Manuel Azuaga, que tiene acreditada capacidad para negociar, sabrá llevar adelante esta operación con la mentalidad de quien siempre defendió que Unicaja Banco es andaluza y malagueña. Suerte.