Una cosa es la protesta cuando no se está en el Gobierno, y otra la gestión cuando se forma parte del mismo. Tal es la difícil situación en que se encuentran actualmente los Verdes en algunas partes de Alemania donde integran actualmente gobiernos de coalición.

Por ejemplo, en Hesse: la dirección federal y el grupo parlamentario de Los Verdes se oponen a la construcción de nuevas autopistas y de forma concreta en este momento a un nuevo tramo que unirá en ese ´"land" dos autopistas ya existentes y que exigirá la tala de todo un bosque de coníferas.

Argumentan los dirigentes del partido ecologista que la planificación de esa y otras infraestructuras por parte del Gobierno federal de socialdemócratas y cristianodemócratas impedirá a Alemania cumplir los objetivos contra el cambio climático a los que se comprometió en su día.

Pero resulta que los Verdes integran el Gobierno regional de Hesse como partido minoritario junto a los cristianodemócratas, y el ministro de Transportes, Tarek Al-Wazir, pertenece precisamente a ese grupo, lo que le coloca en una difícil situación pues si bien se trata de una autopista federal, la ejecución de las obras corresponde al "land".

No es, sin embargo, la primera vez en la que los Verdes de Hesse se encuentran en una disyuntiva entre sus grandes proclamas ecologistas y las prosaicas realidades de gobierno: Ocurrió ya, por ejemplo, con la ampliación del aeropuerto de Frankfurt, al que también se oponían.

El ministro de Transportes de Hesse argumenta, frente a las exigencias de la dirección del partido, que aunque siguiese oponiéndose a la construcción de la polémica autopista, no se conseguiría nada porque los cristianodemócratas son mayoría en el Gobierno de coalición. Pragmatismo, pues, obliga.

Una de las cabezas visibles del movimiento ambientalista "Fridays for Future" en Alemania, Liisa Neubauer, miembro también, como el ministro Al-Wazir, de los Verdes, no lo ve así. En declaraciones a la prensa, la joven activista acusó a su propio partido de no comportarse en ese y otros temas de acuerdo con los compromisos contraídos en el acuerdo de París contra el cambio climático.

Preguntada por los periodistas si, en vista de tales contradicciones, tenía la sensación de estar en el partido correcto, Neubauer contestó: "De eso hablaremos en otra ocasión", algo que a muchos les sonó a claro aviso.

Bajo la nueva dirección bicéfala de Robert Habeck y Annalena Barboeck, los Verdes han subido en las encuestas hasta el punto de que se les da ya por seguros integrantes del próximo Gobierno federal de coalición, seguramente con la CDU, ocupando allí el papel que desempeñan actualmente los socialdemócratas en el que actualmente preside Angela Merkel.

Y parece cada vez más evidente que su eventual presencia en el Gobierno de Berlín implicará cesiones que van a disgustar profundamente a los más puros del movimiento ecologista, algo que por cierto está ocurriendo ya también en los gobiernos de coalición regionales de los que forman parte y sacará a la luz sus propias contradicciones.

Cuando decidieron entrar en una coalición en Hesse, cristianodemócrata y Verdes se comprometieron a no criticarse en público y a que las decisiones que tomaran el Gobierno serían asumidas por todos, algo sin duda más difícil para un partido como el ecologista que dice guiarse por sus principios éticos que para la CDU, interesada ante todo en conservar el poder.

Pero los Verdes parecen aprender también muy pronto una vez en el poder: así, por ejemplo, en Baden-Wurtemberg, donde tienen la mayoría parlamentaria, el jefe del Gobierno, Winfried Kretschmann, que encabeza una coalición con la CDU, parece estar tan al servicio de la industria del automóvil como los partidos tradicionales. No en vano en su capital, Stuttgart, están dos grandes empresas del sector: la Daimler y la Porsche.

Kretschmann, político que goza en ese "land" de una popularidad que ya quisieran otros dirigentes regionales, ha propuesto subvencionar con primas hasta la compra de vehículos con motores de combustión y advierte a sus correligionarios de que se abstengan de criticar a esa industria que tantos puestos de trabajo ha creado y que tanto contribuye al superávit exportador del país.

Todo eso irrita sobremanera al sector más consecuente de Alianza 90/Los Verdes, como se llama oficialmente el partido, y éste tendrá que hacer un difícil equilibrio si decide entrar en un futuro Gobierno federal de coalición, que, en vista del declive socialdemócrata, todo indica que será con la CDU y la CSU bávara, para no defraudar a muchos de sus votantes, sobre todo a los más jóvenes.