Opinión | TRIBUNA

Más mujeres en el sector tecnológico

Los datos muestran que cada vez hay más graduadas en la Universidad y, sin embargo, su desembarco en el mercado de trabajo se produce a un ritmo inferior al de los hombres y, en algunos casos, con condiciones distintas. En concreto, 6 de cada 10 personas que acaban sus estudios superiores son mujeres, una tasa ligeramente por encima de la media en los países de la OCDE, y además cosechan mejores resultados académicos.

El cambio de paradigma se produce, en cambio, en el ámbito laboral. Mientras que un 20,5% de mujeres con estudios superiores no encuentra un trabajo acorde con su formación, solo un 17,2% de los hombres se encontraría en esta situación. Asimismo, el acceso de las trabajadoras a los puestos de dirección no es paritaria, lo que tiene su reflejo en una brecha salarial adversa para las mujeres superior al 11%.

Este panorama se agrava aún más en el sector de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC), donde la mujer está infrarrepresentada. Ocurre ya en la Universidad, donde casi 9 de cada diez alumnos en una carrera como Informática son hombres. Sin duda, factores sociales y culturales están detrás de esta tendencia, que circunscribe lo «técnico» a los hombres.

En consecuencia, el mercado alberga a pocas ingenieras e informáticas, lo que evidenciaría un problema de base, que debería abordarse desde los primeros estadios del sistema educativo.

A pesar de todo, algunos datos apuntan al optimismo como la mayor sensibilidad social, que va calando tanto en las instituciones como en las empresas y que encuentra su respaldo en una legislación que poco a poco va corrigiendo estas diferencias. Es el caso, por ejemplo, de la normativa vigente sobre conciliación de la vida familiar con la laboral o de los planes de igualdad y de transparencia retributiva.

Hay que decir también que la pandemia, con las nuevas condiciones que ha impuesto en la prestación del trabajo a distancia, ha venido a armonizar situaciones que antes favorecían el trato diferencial o discriminatorio, al tiempo que han impulsado la presencia de las mujeres en nuevos ámbitos laborales.

Efectivamente, la no presencialidad y la adaptación de los horarios se ha demostrado un elemento de conciliación, y en este caso la tecnología se ha convertido en el principal agente que ha hecho posible el acceso a estas nuevas formas de trabajo.

En el contexto innovador en el que se mueve hoy el mundo económico, resulta necesario que la mujer se incorpore de pleno en el campo tecnológico, entre otras razones porque las oportunidades profesionales se están dando en él y se seguirán dando en el futuro, en tanto que la digitalización se vaya extendiendo y se convierta en el paradigma de todas las empresas, con independencia del sector en el que operen. Además, son varios los estudios que indican que la diversidad, no sólo de género, es clave para lograr una mayor innovación y productividad en la empresa.

Por esta razón, tan importante como promover un cambio cultural desde la escuela que haga atractiva la opción técnico-científica, es fomentar el emprendimiento de base tecnológica entre las mujeres. Y para ello, la introducción de incentivos y ayudas a la inversión y de una política de becas formativas es una medida imprescindible.

Las mujeres hemos dado muestras de nuestra capacidad y valía en el mundo académico y laboral, y aunque se trate de un camino más lento, estamos seguras de que poco a poco terminaremos abriéndonos paso en el sector tecnológico. Entre otras razones, porque la tecnología configura hoy el mundo en el que nos desenvolvemos.

Team Lead en el equipo de Tecnología de Ebury

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