Tradición musical

La música en la Semana Santa

"El modelo definitivo no existe. Lo que tenemos hoy será diferente de lo que habrá mañana, entre otras cosas porque las formaciones musicales, tanto en número como plantilla instrumental son diferentes"

La Sagrada Cena en el Compás de la Victoria.

La Sagrada Cena en el Compás de la Victoria. / Foto Arenas

Anselmo Domínguez

Anselmo Domínguez

Nadie duda que la Semana Santa es una de las tradiciones más arraigadas en nuestra tierra, tal vez la que más. En este fenómeno donde confluyen el fenómeno religioso, el artístico y el social, la música siempre ha estado presente. Esto es absolutamente natural, dado que la música siempre ha acompañado a lo religioso, a lo social y no hay duda alguna de que se trata además de una disciplina artística.

Ha habido y hay música de Semana Santa sin cofradías ni hermandades, música religiosa como las que se hacía en los oficios de Semana Santa, en las que podemos destacar aquí las 'Lamentaciones de Jeremías' del Maestro Iribarren que ponía el fondo musical a las celebraciones religiosas en nuestro Primer Templo para la generación que le tocó vivir en la Málaga dieciochesca. Mucha de esa música funcional creada para la liturgia, la adoptaron las cofradías y hermandades y la incluyeron tanto en el culto interno como en los repertorios que se interpretaban en las salidas penitenciales, como aquellas lejanas procesiones que cuentan las crónicas de la época donde muchas cofradías como el Nazareno del Paso, a mediados del XIX, se acompañaban delante de los tronos con niños cantores entonando el 'Miserere' y Coplas de la Pasión. También en pleno siglo XXI se sigue haciendo esto con las adaptaciones de cantos litúrgicos que tanto gustan en los repertorios de Agrupación Musical.

Las cofradías desde sus inicios han apostado por la música, en muy diversas formas y para distintas funciones. Desde la música de culto interno, destinada a ensalzar los triduos, septenarios y demás celebraciones a la música procesional, destinada a ser interpretada en la calle formando parte del cortejo. Al servicio tanto de la liturgia y el culto interno y para marchar, para procesionar, en el caso del culto externo.

En todos estos ámbitos, si echamos la vista atrás, los cambios son más que palpables. Si atendemos al culto externo, tambores roncos, grupos vocales, formaciones militares con sus cornetas, tambores y música, capillas instrumentales, bandas civiles, hemos pasado por todas ellas, además ocupando distintos puestos dentro de nuestros cortejos, abriendo el cortejo, al final, delante de un trono, tras el trono, entre el cortejo... Sin abandonar la funcionalidad, e ha ido avanzando en la faceta artística y estética de la música dentro de las procesiones.

Ese camino nos ha llevado hasta el día de hoy, pero este punto no es ni de lejos el fin del camino. El camino sigue y seguirá, ya que estamos en permanente evolución y eso es imparable. Adaptarse al entorno y evolucionar es la clave para que nuestra semana santa siga viva.

Sería muy difícil para el cofrade de hoy día, por ejemplo, imaginarnos algo que parece que no ha cambiado en siglos, como la Dolorosa de Servitas con una banda de música, o tal vez ver el trono del Sepulcro con una banda de cornetas y tambores detrás. Estas dos situaciones a modo de ejemplo se han dado y del mismo modo dentro de varias generaciones verán ajeno a sus costumbres la manera que entendemos de acompañar musicalmente a nuestros titulares hoy.

Procesión en la calle Larios.

Procesión en la calle Larios. / Foto Arenas

Los cambios se han producido siempre por varios motivos en ocasiones concurrentes como económicos, estéticos o de gustos de una época y disponibilidad de formaciones musicales entre otros. El modelo definitivo no existe. Lo que tenemos hoy será diferente de lo que habrá mañana, entre otras cosas porque las formaciones musicales, tanto en número como plantilla instrumental son diferentes, en definitiva, las circunstancias son diferentes de una época a otra.

Hoy día vivimos un tiempo de éxito los cofrades, con más participación que nunca y con muchos aspectos esenciales cubiertos, tenemos más tiempo o más interés en preocuparnos por pulir diversos factores estéticos que sin ser esenciales, ayudan a engrandecer nuestra semana santa. Estamos ante una mejora continua del arte de vestir a nuestras imágenes, el arte floral, el montaje de cultos. Tenemos grandes artistas en disciplinas como imaginería, bordado, orfebrería... en la música también va llegando esa búsqueda de la excelencia. De pasar a ser un elemento más en el cortejo, se ha pasado ha formar un conjunto con la imagen procesional y el trono, en el que la música es un elemento que forma parte esencial del mismo.

Esto hace que la fórmula del éxito del acompañamiento musical pase por una coordinación o trabajo en equipo del trono con su grupo humano y los responsables y miembros de la formación musical. Este trabajo, cuida una serie de detalles que antes pasaban desapercibidos. La correcta elección de repertorios, el estilo de las composiciones y su aplicación en el recorrido procesional por parte del equipo de trabajo hacen que nuestros tronos tengan una presencia en la calle más brillante, más solemne. El hombre de trono realiza su trabajo con mayor facilidad y eso se nota. Ha sido un proceso lento, pero si echamos la vista atrás es evidente que la semana santa ha mejorado en muchos aspectos y la música es uno de ellos.

No existe un acompañamiento bueno o malo por el hecho de ser un género concreto. Por suerte o mejor dicho, gracias al trabajo de nuestras bandas, de las cientos de personas que las integran, desde los profesores, directores, músicos, personal administrativo, instituciones que les dan apoyo y cobertura, tenemos un nivel musical muy alto, la formación que reciben nuestros músicos y las horas de ensayos invertidas han hecho que poco a poco tengamos formaciones que son capaces de proporcionar un acompañamiento musical en nuestros cortejos de un nivel muy alto que antaño no existía o era mucho menor cuantitativamente y por supuesto muy escaso fuera del ámbito profesional.

Hoy día no existe una fórmula perfecta, Cornetas, Agrupaciones Musicales, Bandas de Música, Capillas Musicales, todas pueden ser fórmulas válidas y lo que tenemos ahora por mucho que nos guste o nos disguste está llamado a cambiar, porque las bandas cambiarán, y los instrumentos, y la ciudad y vendrán otros con ideas nuevas o recuperando lo antiguo, con gustos diferentes. Por tanto, aprovechemos este momento privilegiadamente dulce que viven nuestras bandas, trabajemos juntos en la misma dirección, tengamos los oídos bien abiertos y disfrutemos de la música de nuestra semana santa que en todos sus géneros es maravillosa.