España bate récord de trasplantes con 5.861 en 2023 y encadena 32 años seguidos como líder mundial. España es, o sea, un país formidable, solidario y concienciado. Cualquiera lo diría asomándose al patio político, donde prima la crispación, lo cafre, la radicalidad, el insulto y el desacuerdo. También en las redes, donde abunda el odio, lo malsano y los embelesados con los gatitos, incapaces empero de la empatía con su semejante. O igual estamos exagerando y ese escaparate que son las redes y la política están llenas de buena gente que representa una comedia. O dos, si son pequeñas.
Exageramos pero ni siquiera para eliminar el término disminuido hubo consenso. Vox votó en contra, demostrando que está en la inopia y fuera de realidad, dando volantazos en su estrategia, dado que el día antes apuntó a que se abstendría. Cuando un español necesita un riñón lo consigue, pero cuando necesita un acuerdo con un oponente político le cuesta un huevo. Hay más gente dispuesta a entregarnos su corazón que gente inclinada a dar un like en Instagram. Nos movemos a veces en un altruismo variable sin que falte quien solo piensa en trasplantes de pelo.
La sanidad pública es magnífica pese a sus administradores, pese a las listas de espera y pese a la cicatería a la hora de concederle más fondos en los presupuestos. Esa sanidad se atreve a los trasplantes de todo a todas horas y en todo el país. Ahora mismo, 5.861 trasplantes al año, sí, alguien está recibiendo uno en una mesa de quirófano. Una vida que se salva gracias a una vida que se perdió exhalando solidaridad.
Ojalá una concienciación y unos resultados semejantes en otros ámbitos. No hay que perder la esperanza, que es algo que también se trasplanta o trasmite. No es que España pueda en esto sacar pecho, es que si se lo abre pudiera exhibir un buen corazón, de cualquiera de nosotros. Buenos días.