Málaga de un vistazo

Entre amores y cenizas

Miércoles donde confluyen en la misma data ‘El Día del Amor y la Amistad’ y el inicio de la Cuaresma: Miércoles de Ceniza. Dos celebraciones íntimamente entreveradas

Un escaparate decorado para el día de San Valentín

Un escaparate decorado para el día de San Valentín / EP

Ignacio Hernández

Ignacio Hernández

Contemplo el transitar de enamorados convertidos en porteadores de flores por la decimonónica Alameda en esta jornada donde confluyen en la misma data ‘El Día del Amor y la Amistad’ y el inicio de la Cuaresma: Miércoles de Ceniza. Dos celebraciones íntimamente entreveradas; en la primera, San Valentín se ciñe a la mayoría de seres amartelados. Muchos la perciben como una simple tendencia. Unos la asocian a una estrategia publicitaria diseñada por las grandes superficies; otros la consideran una festividad indiferente puesto que conciben el amor y la amistad como un sentimiento el cual debemos enaltecer a diario –acción que comparto-. Lo cierto es que el amor -las pasiones y tormentos que genera- extrae lo mejor y lo peor de la condición humana. Junto con los semejantes, los espacios, la propia vida, el querer se va transfigurando en el transcurrir del devenir humano. Recuerdo a Baudelaire y Stendhal al unísono cuando me advierten: el amor es el anhelo de salir de uno mismo; es una maravillosa flor- Málaga- pero es necesario tener el valor de ir a buscarla al borde de un dudoso precipicio –su horizonte-. Arriésguense a seguir cortejando a esta seductora ciudad.

El segundo acontecimiento que solemnizamos hoy es el inicio de la Cuaresma, tiempo de introspección y capacitación espiritual – tal como el amor- para la conmemoración de la Resurrección en la Pascua. La alegoría de la ceniza, al ser el residuo de la extinción del fuego, nos invita a recapacitar sobre la fragilidad de nuestras existencias, de las cosas perecederas que valoramos y que súbitamente pueden desvanecerse como las pavesas en la nada. En su poema ‘Miércoles de ceniza’, T.S. Eliot me insinúa: «… /Brilló la luz en las tinieblas y / Contra la palabra el mundo inquieto seguía dando vueltas / Alrededor de la Palabra silenciosa/ Oh pueblo mío, ¿Qué te he hecho?». Reflexiva Cuaresma.