Vivienda
Una joven de Marbella pide un alojamiento tras sufrir un desalojo con un menor de cinco años
Giovana, de 24 años y desempleada, busca una alternativa habitacional para rehacer su vida
La joven marbellí se ve impotente ante la situación de la vivienda: «Una habitación son 800 euros», denuncia
Giovana se encontraba ayer por la mañana postrada en la cama de su casa, ubicada en la barriada de Plaza de Toros, para recuperarse de unas dolencias cuando, de repente, se personaron agentes de la Policía Local y una procuradora judicial.
La comitiva tenía la orden de ejecutar un desalojo que estaba previsto para el 29 de abril, aunque, según la joven marbellí, un error en el escrito del juez lo fijaba para el 29 de mayo.
A pesar de la controversia, Giovana, de 24 años, con experiencia como camarera y en el paro; y su hijo, de cinco años, fueron expulsados de una vivienda que, señala, ocupaban desde 2017.
Giovana busca ahora un alojamiento en el que tratar de rehacer su vida y, sobre todo, cuidar de su hijo, desasistido por parte de su padre, señala la joven marbellí, desde su ruptura sentimental.
«No me esperaba el desalojo, no estaba preparada para ella. Dentro de la casa se ha quedado un sofá, la televisión, la lavadora, un termo... cosas que necesito en mi vida. Nunca me he negado a pagar nada. He pagado comunidad, luz...», señala Giovana en la puerta de la vivienda en la que se ha albergado en los últimos seis años, mientras una vecina le consuela y le ofrece algo de comer.
«Al padre del niño le he demandado porque no se hace cargo de la manutención, ni de ayudar, ni de verlo. Me encuentro en una situación difícil para poder trabajar con los horarios que tiene un sector como el de la hostelería al tener un niño pequeño. En verano he llegado a trabajar 16 horas. Tampoco tengo a nadie que me albergue en su casa», agrega la joven marbellí, parte de cuya infancia transcurrió en un centro de acogida y cuya madre carece también de una vivienda.
Giovana critica las dificultades para acceder, a través del alquiler o la compra, a una vivienda en Marbella, en el mercado libre o de protección pública.
«Alquilar una habitación vale 800 euros al mes. Sé que hay personas que me pueden ayudar con comida, pero una vivienda es lo principal. No sé dónde podrá dormir el niño, dónde comerá, dónde lo podré vestir», agrega la joven marbellí, que, a través de una asociación social, acudirá a la Justicia para abordar su caso.
Giovana tiene previsto hoy, tras dejar a su niño en el colegio, acudir a la Delegación de Servicios Sociales del Ayuntamiento para exponer su situación y solicitar, aunque con pocas esperanzas, una alternativa.
«Soluciones me van a dar pocas. ¿Una vivienda de protección oficial que están construyendo ahora para dentro de cinco años, entrar en un sorteo y, si tienes suerte, entregar una cuantía de dinero que no se de dónde la podría sacar?», se pregunta Giovana, mientras observa a su hijo coger una porción de tortilla que les ha preparado una vecina.
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