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Déjà vu

El Lenovo Tenerife eliminó el viernes al Unicaja de la Copa.

El Lenovo Tenerife eliminó el viernes al Unicaja de la Copa. / Francis Silva

Francis Tomé

Francis Tomé

El viernes durante el partido de Unicaja pudimos tener esa sensación de que lo que estaba pasando ya lo habíamos vivido anteriormente. Fue como el día de la marmorta. Y es que cuando llega el momento clave y tienes todas las de ganar porque te sientes favorito, porque tu dinámica es mejor que la del rival y porque juegas en casa, el equipo no da su mejor versión.

Fue bastante parecido a la Final Four de la BCL disputada la temporada pasada también en Málaga. Cuando todo parecía a favor de los malagueños llega el Bonn y te gana la semifinal.

El del viernes fue un partido difícil. Más o menos todos podíamos tener en la cabeza que sería vital para ganar controlar el ritmo del partido. Unicaja querría jugar más rápido, a más posesiones. Tenerife, por el contrario, pretendería jugar más pausado, creando ventajas a través de su juego de bloqueo al jugador con balón. Nos podíamos imaginar que Unicaja intentaría dominar ese ritmo alto de partido a través de su defensa y el rebote, siendo clave la defensa de bloqueo al jugador con balón que usasen para parar la conexión Huertas – Shermadini o Guy – Shermadini.

Pero la realidad fue otra muy distinta. Se jugó a lo que quiso Tenerife. Vidorreta, su entrenador, planteó un partido en el que cerró la pintura y todos los caminos que pudieran llevar a los jugadores de Unicaja a acercarse al aro. Por supuesto, el balance defensivo para que Unicaja no pudiera correr con superioridad numérica era algo que los tinerfeños tuvieron en todo momento muy presente. No les importó gastar faltas cuando fuera necesario por tal de que Unicaja no pudiera correr. Y la clave fue claramente permitir a los de Navarro tirar de tres puntos.

Unicaja no se encontró cómodo en el partido en ningún momento. Encima, las ayudas y rotaciones que utilizaban en su defensa de bloqueo al jugador con balón eran constantemente atacadas por los jugadores canarios compartiendo el balón de una manera magistral, buscando siempre al tirador mejor posicionado para que este ejecutase el tiro de tres puntos.

Pero en la primera parte los malagueños aceptaron ese reto de tirar de tres puntos mostrándose muy acertados. Anotaron diez triples en esos primeros veinte minutos. A pesar de tanto acierto, no dominaron el marcador. Sólo los dos últimos minutos, cuando subieron el nivel defensivo y fueron más agresivos en la defensa del bloqueo al jugador con balón, lograron dominar el juego y esto les permitió irse al descanso con cuatro puntos de ventaja. Lo mejor al descanso, el resultado.

Fue muy curioso oír en las entrevistas que Movistar hace durante el descanso de los partidos, como Navarro no se sentía muy feliz por la primera parte de su equipo mientras que el que iba perdiendo, Vidorreta, comentaba que si solo perdían por cuatro puntos al descanso recibiendo diez triples en contra era señal de que habían jugado muy bien. El entrenador de Tenerife mantuvo su plan de partido en la segunda parte. Siguió cerrando el camino hacia la canasta a los malagueños y permitiéndoles tirar de tres puntos. Pero ahora Unicaja había encontrado un camino a través de la agresividad defensiva. Así consiguieron una renta de diez puntos. Y cuando parecía que los de Navarro podían romper el partido, en un visto y no visto, un parcial de 0-12 vuelve a darles el dominio en el marcador a Tenerife.

En esta segunda parte llegó el desacierto en el tiro de tres para los malagueños. En los segundos veinte minutos solo consiguieron anotar 2 triples. A pesar de eso, se mantenían en el partido gracias al rebote de ataque que les generaba puntos en segundas opciones. Pero fue curioso que dejaron de ser agresivos en la defensa del bloqueo al jugador con balón y ahí Huertas y Guy cogieron el control de partido para dominarlo sacando una y otra vez ventaja para ellos, para el corte hacia la canasta de Shermadini después de bloquear o para sus compañeros.

Fue duro que, en el momento más importante del partido, los isleños, que tanto habían sufrido en el rebote, rematan el partido con dos rebotes de ataque. El último de ellos, un mate estratosférico de Cook que fue como un cuchillo en el corazón de Unicaja.

Vidorreta y su plan dejó a Unicaja y su afición sin Copa del Rey. Pero sería muy injusto hablar de fracaso. Este equipo se ha ganado el crédito de todos para toda la temporada, pase lo que pase de aquí al final. Nada se les puede reprochar nunca. Pero sí que parece claro que el equipo funciona mucho mejor si no se siente favorito cuando llega el momento de la verdad en las competiciones que disputan.

Sigo pensando que el gran objetivo de este año debe ser la Final Four de la BCL, que espero que sea bastante lejos de Málaga porque parece que sino no habrá manera de ganarla. Así que a pasar el berrinche lo antes posible y a seguir, que todavía queda mucha temporada. Pero cuidado, que Vidorreta le ha mostrado a todos un camino para ganar a este Unicaja.