Opinión

Venancio Rodríguez Sanz

Cartas de los lectores

La vida es tintero, roca, paleta

Cuando yo me vaya, quedarán mis palabras. Cuando yo me vaya, quedarán mis acciones. Cuando yo me vaya, no quiero que recuerden mi cara, ¿para qué? Sino que quiero que recuerden el mensaje que yo dejé. Muchas veces he oído decir que con el tiempo no habrá nadie que nos recuerde. Muchas veces he sentido decir que cuando mueran todos aquellos que nos conocieron, moriremos con ellos también.   Y yo digo ¿para qué quiero que me recuerden si lo que cuenta es lo que hacemos? Muchos pagarían por saber la cara que tenían Jesús, Sócrates, Abrahán y muchos otros. Por eso los pintamos, los evocamos y tallamos sus figuras con arreglo a lo que hicieron, a lo que dicen de ellos. Y sus mensajes quedaron grabados a fuego en nuestras mentes y corazones. Y sus ejemplos influyeron a todas las generaciones para bien. Yo no quiero que recuerden mi cara, sino que del fruto de mis obras se desprenda mi imagen. Quiero con mis hechos llenen de colores la paleta de los pintores. Quiero ser tintero para los escritores. Quiero ser materia para los escultores. ¿Para qué quiero que recuerden como era yo? ¡Qué tontería! Si lo que cuenta es lo que hacemos a lo largo de nuestra vida. La vida es un tintero a la espera de que un escritor moje su pluma. Es una roca a la espera de que un escultor la talle. Es una paleta a la espera de que un pintor moje su pincel.