Opinión

Las “Goldberg” consagran al Cuarteto Granada

Alhaurín de la Torre. 14-04-2024. Centro Cultural Vicente Aleixandre

Cuarteto Granada

Programa: Variaciones Goldberg, BWV 988, de J. S. Bach

La música de cámara ha sido la gran protagonista de la agenda musical de este pasado fin de semana. Y es que hasta tres propuestas estaban programadas comenzando el viernes, con el recital de piano en la Sociedad Filarmónica de Málaga de la mano del piano de Jorge Lechado y el sábado una doble cita por lado, el recital de Gregori Sokolov en Ronda y finalmente, la inauguración de la decimonovena edición del Ciclo de Cámara de Alhaurín de la Torre ( su excelencia se debe al cuidado de Antonio Heredia) con el Cuarteto Granada en el escenario del Centro Cultural Vicente Aleixandre y las Variaciones Goldberg para los arcos.

En la publicación de 1741 la página aparece bajo el título Clavier Übung pero habrá que esperar a la biografía de Forkel para que la obra se asocie al virtuoso J. G. Goldberg alumno destacado de W. F. Bach. Leyendas aparte, lo cierto es que la partitura es una gran passacaglia estructurada en treinta variaciones sobre un tema que sirve de introducción y colofón proporcionándole sentido cíclico. La simetría de los números se organizan en diez grupos de tres variaciones entre los que se suceden distintas danzas antiguas, el uso del canon, la fuga… Y que hacen de esta partitura una reflexión teórica cuya única referencia para el oyente está en el patrón armónico del aria de apertura.

Originariamente escrita para teclado, en la centuria pasada comienzan a producirse distintas versiones -el primer registro sonoro llega en 1933 de la mano del clave Wanda Landowska- para trio, órgano, orquesta y entre las que destaca la destinada para la formación camerística por el excelencia, el cuarteto de cuerdas. Un largo período de gestación por parte de Mario Navas, Emilia Ferriz, Manuel Moreno y Jeremías Sanz, componentes del Cuarteto Granada que se distinguió por hacerlo en el momento justo, con la confianza que aporta la altura técnica y madurez artística.

Las Goldberg es un capolavoro denso, plagado de conceptos que obligaron al Cuarteto Granda a una reflexión en cuanto a emisión, empaste, adornos y fraseo. Notas que definen el ejercicio musical propuesto por el cuarteto a lo largo de casi hora y media de lectura, en la que cabe destacar el mimo de la ornamentación del aria de apertura y el ataque de la brillante de la primera variación que se alejó del ánimo contemplativo que dibujó el cuarteto en el aria.

En el primero de los cánones la agilidad favoreció la expresión entre los dos violines y el cello. Precisamente el cello de J. Sanz destacó en el complejo fugato de la décima variación uno de los momentos enmarcables del concierto. Como también lo fue la lectura de la variación decimoquinta en la que la viola de M. Moreno aportó carnalidad y expresión a las voces de los violines de Navas y Ferriz dejando la suficiente altura artística hasta llegar a las orillas del adagio de la variación vigesimoquinta. Con Aria da capo Granada cerraba esta destacadísima lectura, más que solvente en el plano técnico y ambiciosa en lo artístico.