Viernes Santo

La Malagueta abre la puerta grande a su Sagrado Descendimiento

La cofradía adelanta su salida para rodear el coso taurino y “hacer barrio” antes de encaminar sus pasos hacia la Catedral para hacer estación de penitencia y ratificando su compromiso con un entorno en el que participa a diario convirtiendo su nueva casa hermandad prácticamente en un centro cívico

Ignacio A. Castillo

Ignacio A. Castillo

Puede que de las más románticas de la ciudad. Seguro que la más torera. La hermandad del Descendimiento abría este Viernes Santo la puerta grande de La Malagueta y daba la vuelta al ruedo para “hacer barrio”. Adelantaba su salida de forma consciente para pasar por las calles de esbeltos rascacielos que no reparan a menudo en su presencia y que, sin embargo, ya no tienen excusa.

Termina por asentarse la hermandad en un entorno que riega y bendice cada año con su cera desde la capillita del Hospital Noble y de un tiempo a esta parte también a diario con una incesante actividad social y cultural en su nueva casa hermandad, convertida casi en centro cívico de su espacio.

De forma puntual se abrían las puertas tras los toques oportunos del hermano mayor. No eran las cinco de la tarde, sino las cuatro y media. En la calle, sol y sombra. El abundante público se disputaba la última y se sentaba en el muro que rodea la plaza, a modo de tendido. Aguardaba formada la Banda de la Cruz del Humilladero. En sus atriles no llevaban ‘Nerva’, ni ‘El gato montés’, ni siquiera ‘Manolete’, sino un repertorio de marchas fúnebres que comenzó, después de que el trono sorteara el dintel del salón, con ‘Cristo de la Agonía’, para recorrer los primeros metros alrededor del coso taurino.

Viernes Santo 2023 | Salida del Descendimiento

Ignacio A. Castillo

Con frecuencia, la vida te da cornadas. De doble trayectoria, incluso. Y a veces la enfermedad empuja a quien la padece a apresurar e intensificar su encuentro con Dios, que no es dador ni de mal, ni de muerte, ni quiere que sus hijos sufran. Por eso envió al mundo a Cristo quien se entregó y se sacrificó por todos los pecados. Y este Viernes Santo pende del lienzo blanco por el Parque de Málaga sostenido por José de Arimatea y Nicodemo, ante la mirada implorante de la Virgen del Santo Sudario, San Juan y las tres Marías. Y el domingo resucitará, haciendo al hombre libre.

Él es el nuevo Adán. La calavera del primer hombre yace al pie del leño de la cruz, junto a la serpiente tentadora y la manzana, considerada fruto del árbol prohibido. Ahí reside la victoria del Señor, del Cristo del Descendimiento, un clavo ardiendo al que aferrarse cuando vienen mal dadas. El consuelo necesario para superar la enfermedad. El ejemplo oportuno para ser mejor persona aún, comprensiva, solidaria… y sin resignarse a que situaciones ajenas determinen la existencia aunque sus causas o consecuencias se escapen de nuestras propias manos. Que para eso también existen los milagros si se tiene fe.

Ahí está el bello rostro también de la Virgen de las Angustias, en el que pensar, con los ojos cerrados, mientras dura el tratamiento. Ella siempre escucha. Siempre atiende. Ahí está para recibirnos y cuidarnos en la playa de nuestros naufragios, porque es el puerto seguro.

Entrada de Descendimiento a la Catedral de Málaga | Viernes Santo 2023

Ignacio A. Castillo

Salía la Virgen tras los primeros toques a la campana de estreno que daba el presidente de la Agrupación de Cofradías, Pablo Atencia. Algunas piezas de cera rizada en la primera tanda de la candelería completaba el arreglo del trono de plata, con predominio de orquídeas blancas y rosas en las jarras.

Con la banda municipal de Los Barrios, la dolorosa seguía los pasos de sus nazarenos de esparto y cola recogida al brazo. Algunos con los quitasangres propios de tiempos barrocos pasados y que evocan una Semana Santa de disciplina.

Tras recorrer Maestranza y Cervantes, sonaba ‘Procesión de Semana Santa’ mientras el palio avanzaba con característica cadencia por el Paseo de Reding. Había comenzado la estación de penitencia. La Catedral esperaba. Su torre ya se divisaba entre las almenas de la Alcazaba, que se asomaba a Gibralfaro para ver pasar la cofradía.