Sin ofender. Si es usted de los que todavía se mira la muñeca izquierda para saber qué hora es probablemente tenga más de 30 años, incluso más de 20. Porque eso de lucir un reloj de pulsera es de mayores, o, al menos, no una prioridad para los adolescentes de hoy que prefieren alta tecnología y móviles de última generación en los que derrochar su dinero. Lo dicen los vendedores y lo corroboran los datos: casi dos terceras partes de los jóvenes de la generación nini no ha usado un reloj en su vida.

Una encuesta elaborada recientemente en el Reino Unido por la empresa Mintel, concluyó que una de cada siete personas en ese país no tiene necesidad de un reloj. El porcentaje se incrementa al doble si sólo se toman en cuenta los jóvenes entre 15 y 24 años de edad. «No me sorprende. Los chavales de hoy han crecido rodeados de tecnología y prefieren gastar su dinero en móviles y blackberrys que en una joya como ésta», cuenta Elisa Caminals, gerente de la Relojería Española.

Más datos elocuentes: sólo uno de cada aproximadamente diez jóvenes estadounidenses usa reloj todos los días, según un estudio facilitado por el banco de inversiones Piper Jaffray & Co. Hagan la prueba y pregunten a los adolescentes de su entorno. Seguro que si piden qué hora es, muchos rebuscarán entre sus bolsillos hasta dar con su preciado iPhone para poder responder. Y es que es más fácil presumir de nuevo móvil que de nuevo reloj, en parte, porque éste ha perdido su valor sentimental. «Antes era un regalo que hacían los abuelos a los nietos o los padres a sus hijos y siempre era por un motivo especial. Ahora no se tiene un sólo reloj. Se coleccionan. Ha pasado a ser un complemento de moda más», cuenta Pau Fuster, de la Relojería Alemana.

Desde que las grandes firmas de ropa se lanzaron al diseño de los relojes de pulsera todo ha cambiado. Comprarse un reloj es como adquirir un par de zapatos, un collar o una chaqueta. Es un capricho más que una necesidad. Y además, es un antojo caro. «No más que un mp4 o una cámara digital de fotos pero parece que los jóvenes prefieren invertir en productos electrónicos que en cronómetros», apuntan desde El Corte Inglés.

Aunque el descenso de ventas empieza a ser preocupante, la imaginación de los diseñadores de relojes es infinita. Por eso, y para evitar una caída preocupante, añaden cada vez más nuevas funciones a sus máquinas. Y luego está la publicidad. Fernando Alonso, Shakira y Cristiano Ronaldo, por citar sólo tres ejemplos, son ahora imagen de muchas de esas grandes marcas que buscan una clientela rejuvenecida y con un nivel adquisitivo medio-alto.

La forma en que vigilamos el paso del tiempo está cambiando. Pero hay que evitar el alarmismo. Aunque el reloj de pulsera parezca obsoleto y no viva su mejor momento siempre reinará entre los novios como regalo ideal de pedida o entre los veteranos. A ellos, el tic tac sí que les suena bien.