Investigación

El juez ordena buscar posible restos de ADN en los anónimos que recibió Helena Jubany

Los análisis siguen sin hallar material biológico de los dos sospechosos en el jersey que vestía la víctima, asesinada en 2001

Primer anónimo, imagen cedida por su hermano, Joan Jubany.

Primer anónimo, imagen cedida por su hermano, Joan Jubany.

Guillem Sánchez

El juez de Sabadell Juan Díaz Villar ha ordenado a la Policía Nacional analizar el papel en el que fueron escritos los dos anónimos que recibió Helena Jubany semanas antes de ser asesinada, el 2 de diciembre en 2001. El instructor ha ordenado esta nueva pesquisa a través de un auto en el que también informa que, por el momento, todas los análisis practicados por parte de la unidad científica del cuerpo estatal y por parte del Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses han resultado negativos. En el jersey que Jubany vestía la noche que fue arrojada al vacío, semiinconsciente, desde la azotea de un edificio de Sabadell no se ha hallado restos biológicos ni de Santi Laiglesia ni de Xavier Jiménez, los dos únicos investigados en esta causa que se reabrió, al borde de la prescripción, a finales de 2021.

El togado de Sabadell, no obstante, atendiendo la petición de la familia de la víctima, ha ordenado que el material genético que se conserva del jersey de Jubany, y que pertenece a uno o a dos hombres no identificados, sea de nuevo analizado por parte de otro organismo, el Instituto Ciencias Forenses de la Universidad de Santiago de Compostela, para que usando las técnicas "más avanzadas" pueda seguir comprobando si pertenece o no a Jiménez o Laiglesia. Los resultados obtenidos hasta la fecha lo han descartado.

ADN de mujer

La familia de Jubany también había solicitado que se compararan los restos de ADN no identificado con los perfiles genéticos de dos mujeres que ya fueron investigadas por este crimen: Montse Careta y Ana Echaguibel. El juez Díaz negó esta segunda petición pero sí ordenó que tanto el instituto como el cuerpo policial revisaran si entre las muestras de ADN no identificado que conservan había alguna que perteneciera a una mujer distinta a Jubany. El resultado ha sido negativo, según han respondido al juez las dos instituciones. Careta se suicidó en la cárcel después de ser detenida por este crimen y su hermana siempre ha mantenido su inocencia e indicado que obró coaccionada por su novio, Laiglesia.

Las muestras de ADN recogidas tanto del cuerpo de Jubany como de su jersey pertenecen a un hombre desconocido que, según las pruebas genéticas realizadas hasta la fecha, no es ni Laiglesia ni tampoco Jiménez, el otro investigado y a quien se le atribuye la autoría de los dos anónimos que recibió la víctima antes del homicidio.

Indicios biológicos

La ropa que vestía Jubany el día de su asesinato permaneció durante dos décadas en un juzgado. Se recuperó del jersey marrón de la víctima que una muestra biológica muy deteriorada que conservaba una mezcla de ADN de dos o más personas. Una de las personas era la propia Jubany, otra era un hombre no identificado. Por eso el juez pide que se haga una nueva comparativa conjunta de esta muestra con los perfiles de Laiglesia y Jiménez.

Paralelamente, el Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses, al ser instado por el juzgado de Sabadell a recuperar las muestras que se obtuvieron durante la autopsia que se le practicó a Jubany horas después del crimen, informó que conservaba hisopos –bastones con algodón en la punta– y también muestras obtenidas de una uña de la víctima. Al analizar por su cuenta estas muestras con la tecnología actual han aparecido tanto en el material que se extrajo de la uña como en el de los hisopos restos genéticos de otra persona desconocida: de nuevo un hombre.

Los anónimos

El juez insiste en las pruebas de ADN porque considera que hay "indicios suficientes" de que Jiménez participó en el asesinato de Jubany y también de que pudo haberlo hecho Laiglesia, a quien un investigador de la Policía Nacional señaló en el programa de Crims como el principal sospechoso.

Jubany recibió dos anónimos poco antes de ser asesinada (el 17 de septiembre de 2001 y el 9 de octubre de 2001). La Policía Nacional considera que el autor de estos anónimos es Jiménez. A esa conclusión llegaron los peritos grafológicos a pesar de que Jiménez se negó a facilitar textos escritos por él relativos a 2001. Alegó que no había encontrado ningún documento con letra que hubiera escrito a mano de esa época.

Ambos anónimos, depositados frente a su puerta, iban acompañados de refrescos: una horchata y un zumo de naranja. En los refrescos había droga, la misma que se halló en el cadáver de Jubany y que los asesinos usaron para adormecerla.

El juez señala en su auto que Jiménez sabía que Jubany adoraba la horchata porque había tomado ese refresco con ella en ocasiones anteriores. El segundo anónimo fue entregado en casa de Helena un día en el que no consta que Jiménez, entonces empleado en la Diputació de Barcelona, acudiera a su lugar de trabajo.

El contenido de los anónimos detallaba pistas, como que su autor quería estudiar inglés o que deseaba coincidir con Jubany en otra excursión con ella de la Unió Excursionista de Sabadell (UES), hicieron sospechar a Helena que Jiménez podría estar detrás de los mismos y así se lo contó a una amiga. Tanto Jubany como Jiménez eran miembros de la UES y el segundo se enamoró de ella y trató de seducirla sin éxito, un intento que generó el distanciamiento entre ambos.

Laiglesia

Laiglesia, por su parte, vivía de forma intermitente en el bloque desde el que se arrojó el cuerpo de Jubany. Pernoctaba a menudo en ese edificio porque allí estaba el apartamento de Careta –pareja de Laiglesia en 2001–. En ese piso se encontraron cajas del medicamento Noctamid, que contiene benzodiacepinas, un psicotrópico del que se hallaron restos en el cuerpo de la víctima. En ese mismo domicilio había también cerillas como las que se localizaron en la azotea y que se habrían usado para quemar partes del cuerpo de Jubany. Laiglesia, además, cayó en contradicciones con Careta al ser interrogados ambos por la Policía Nacional tras el crimen. También están las llamadas telefónicas que recibió Jubany desde el teléfono fijo del domicilio de Careta en los días anteriores al crimen y que también podría haber realizado el propio Laiglesia.

El asesinato de Jubany prescribió a finales de 2021, cuando se cumplieron 20 años del crimen. Sin embargo, Laiglesia fue investigado formalmente hasta 2005, cuando el caso se archivó. También lo fueron la difunta Careta y Echaguibel. Por ese motivo, para Laiglesia y para Echaguibel el crimen no prescribirá hasta 2025.