Necesitamos creer. Y necesitamos hechos, certidumbres, realidades. Un partido perfecto. Una alegría mayúscula. Una demostración de poderío, de fuerza, de baloncesto. Necesitamos esperanza, para no sentir que pregonamos en el desierto. Para ir, cada miércoles y cada domingo al Martín Carpena, con felicidad, con alegría, con brillo en los ojos, brincando el corazón y frenesí por apoyar al Unicaja.

El equipo verde se enfrenta esta noche al Valencia Basket en la Fuente de San Luis, que colgará el cartel de «no hay billetes», con un reto mayúsculo ante sí: ganar y hacerlo por nueve puntos. O más. El reto es complejo, es durísimo. Lo sabemos. Pero, insisto, necesitamos creer: que el equipo puede asaltar «La Fonteta». Que puede ganar y atropellar al Valencia, por mucho Valencia que sea, por mucho que nos tenga tomada la medida, por mucho que nos pintara la cara en los pasados play off y haya ganado ya dos veces en esta misma temporada. La «marea verde» -lo que queda de ella, al menos- necesita que su equipo dé, de una vez por todas, un golpe de timón, un puñetazo sobre la mesa, que lance un mensaje autoritario. Que lidere el grupo del Top 16 de la Eurocup. Que pase a la siguiente fase con ventaja de campo en un play off a vida o muerte a tres partidos contra un rival de máximo pedigrí.

Y hoy es el día. Ese gran partido. El que la Málaga baloncestística necesita para creer. Para seguir creyendo en este proyecto, en este entrenador y en estos jugadores. Ese encuentro perfecto que reclama, también, Joan Plaza. Que el entrenador le pide a sus hombres. Y que el resto de los mortales le exigimos a él. Que para eso es el jefe, el que manda en el grupo, el encargado de hacer funcionar esta máquina verde.

Es hora de realidades, no de excusas ni de comparar presupuestos. Y de ver plasmada en la pista, a 25 de enero, sistemas y recursos tácticos y técnicos que, si están ensayados, hay que comenzar a mostrar. Cinco meses lleva ya junto este equipo, desde que arrancó la pretemporada allá por la Feria de Málaga, y es hora de comenzar a tirar de pizarra. De dejar atrás la libreta de ortografía y caligrafía, y coger los libros de problemas con logaritmos, límites y derivadas. De nada servirá guardar para la Copa de Rey, porque la verdadera competición ya ha arrancado para el Unicaja. Y en esta Eurocup se pusieron muchísimas expectativas, muchísimas esperanzas.

El equipo malagueño se trasladó ayer por la mañana a Valencia, aprovechando la combinación para viajar lo más cómodo posible. Allí ha podido trabajar. Son dos días de convivencia y de hacer grupo. Es algo que gusta mucho a Plaza. Dos días de unión para que el equipo cree más vínculos de pertenencia a un grupo y florezca ese sentimiento de unión, de equipo. Lo necesita, a buen seguro, Alen Omic. El pívot recién llegado y cedido por el Anadolu Efes lleva ya una semana en Málaga y pudo debutar ante el Tecnyconta en Zaragoza. Se le vieron buenas formas y un margen importante de crecimiento junto al equipo. Y, lo mejor, su presencia «apretó» a Dejan Musli, que brilló muchísimo.

El juego interior valenciano ha dado muchos problemas al Unicaja en estos dos partidos disputados en la presente campaña, ambos en Málaga y los dos resueltos con derrotas. Tanto Dubljevic como Kravtsov han sido capaces de equilibrar el juego de Pedro Martínez, con más recursos humanos y tácticos que el Unicaja. Un equipo, a simple vista, mejor construido que el cajista. Con bases diferentes y exteriores que amenazan y tienen físico. Más el «postre» de Will Thomas, que el pasado miércoles fue un martillo pilón y frustró las opciones del cuadro costasoleño.

Si algo quedó claro la pasada semana en Málaga es que el triunfo llevará consigo grandes dosis de cabeza y sufrimiento. Y digo esto porque el Unicaja necesitará, además de acierto exterior, saber sufrir. Llegarán minutos muy duros, en los que Valencia tratará de machacar al Unicaja, y ahí debe imperar la cordura. La tranquilidad. El tener un plan «A». Y otro plan «B». Y hasta un plan «C». O sea, que Plaza deberá jugar bien sus cartas y poner a los jugadores adecuados en pista. Y éstos deben ser capaces de pensar y soportar la presión. Demostrar que están hechos para jugar a este nivel con el Unicaja. Será un partido para jugadores de primer nivel. Alguno quedará retratado. Y otros darán un paso al frente. Es el día. Necesitamos ganar. Necesitamos creer.